Opinión
Viernes 19 de Abril del 2024 08:26 hrs

A Los Que Deja Atrás


En las elecciones del 2019 y 2020 la consolidación del PRIAN se dio de facto en Coahuila, los votantes que, sin militancia ni siendo simpatizantes, ejercieron un voto de castigo y se unieron en contra de Morena

En el 2018 el hartazgo, la esperanza y la desinformación le dieron un vuelco a la política nacional. El hartazgo continua, la esperanza desapareció y la información es, si no falsa, irrelevante. El 2024 los mexicanos decidimos entre una política estatista, autoritaria y aislacionista y otra ciudadana, de corresponsabilidad y de frente al mundo.

Las aduanas electorales que se han transitado han expuesto la fragilidad de nuestro sistema político; el riesgo de retroceso hacia un poder estatal centralizado y autoritario liderado por un solo mexicano, la incapacidad de la sociedad de construir una visión común para imponerse ante las amenazas y la dificultad de los partidos políticos para dar solución a problemas de la sociedad.

Las elecciones de 2023 son la aduana final y, de forma contraintuitiva, son un experimento profundo de lo que nos espera. El Estado de México y Coahuila son los últimos reductos del PRI como partido hegemónico nacional, en ninguno ha habido alternancia. Ambos tienen un grupo político compacto, con humor empresarial, cercano a la posición ideológica en la que el PAN está fundado.

Al contrario de los estados del Bajío, Occidente y Sureste, donde el PRI tuvo sustento en la base popular, en los estados fronterizos, y otros como Jalisco, Edo. Mex. y CDMX los liderazgos priistas fueron terratenientes y empresarios con una visión tecnocrática y perspectiva global.

Las estructuras populares, comunitarias, socialistas, de izquierda, y los capitales empresariales, conservadores, tecnócratas, de derecha, que alguna vez cohesionó el presidencialismo de partido hegemónico, reventaron, tras el remolino del 2018, hacia posiciones ideológicas ocupadas por Morena y por el PAN

Para los priistas de izquierda no es difícil transitar hacia Morena. Para los priistas de derecha, al contrario, el transito hacia el PAN es mucho más difícil. Los priistas crecieron viendo al PAN como un partido antagonista que llegó a arrebatarles la presidencia. Morena, por otro lado, no carga estigma alguno todavía. Morena es un partido nuevo que no les quitó nada, al contrario, les da la oportunidad de reencontrarse con las tradiciones en las que muchos crecieron y con las que comulgan.

Hoy por hoy, mientras el PRIMOR esta consolidado en un solo ente, el PRIAN sigue con dudas existenciales entre el amor y el odio.

Así es como llegamos a una aduana electoral de la definición. El Estado de México es la joya de la corona electoral; no es solo importante ganarla, sino a quién abandera el ganador. No son pocas voces las que prefieren perder que ceder a quien, ya en esencia, es igual, uno mismo. Así es como el proceso de decisión no esta fácil, tiene el potencial de destruir las intenciones de alianza, no solo en Estado de México y Coahuila, sino hacia el 2024, echando al traste la contención que se ha logrado de Morena y lo que representa.

Coahuila es, por si mismo, otro galimatías. En las elecciones del 2019 y 2020 la consolidación del PRIAN se dio de facto en Coahuila, los votantes que, sin militancia ni siendo simpatizantes, ejercieron un voto de castigo y se unieron en contra de Morena. Así, le regalaron el triunfo incuestionable al gobernador, que, en honor a la verdad, lo gestionó con destreza y habilidad.

Mientras la sociedad ejercía el voto útil, inteligente. Los liderazgos partidistas continuaban viéndose al ombligo; el PAN recogiendo migajas, el PRI vitoreando triunfos y declarando fortalezas que no, necesariamente, posee.

El mismo voto de castigo podría eliminar las aspiraciones de Mejia Berdeja, virtual candidato oficialista que no tiene nada que presumir como Subsecretario de Seguridad.

Solo falta que el PRIAN se de cuenta que, donde Morena lo puede despedazar, no es en la probada capacidad de gobernar, sino el sentimiento de apertura e inclusión que genera. Que las muestras de disciplina, en eventos partidistas perfectamente uniformados, son parte de la política que se evaporó en el 2018. Que mientras ellos se reúnen con estructuras clientelares, hoy, los que ganan, van desaliñados y son menos disciplinados, pero invitan a todos aquellos que el PRIAN dejó atrás.






OPINION

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