Opinión
Martes 23 de Abril del 2024 18:58 hrs

¡AL HUESO!


“Cuando la política entra por la puerta, la justicia salta por la ventana”. George Washington

Nuestra justicia, que desde hace mucho ha sido más tuerta que ciega, bajo la actual administración federal ha terminado por sacarse el antifaz y mostrar desfachatadamente sus ojos de marcado negro político.

Lo corroboran casos emblemáticos, que permiten al Presidente ocultar la incapacidad del gobierno para resolver el presente, al cargar todos sus fracasos y encubrir sus excesos culpando a sus antecesores, a la vez que asegura “no somos iguales”, cuando la “diferencia” está alertando de un futuro peor que ese propio pasado.

Para muestra tres casos en orden cronológico:

A Rosario Robles, acusada de una falta tan fútil como no informar al ex Presidente Peña Nieto la detección de manejos irregulares en la SEDATU, en verdad le cobran la cuenta política de haber descobijado la cacareada honestidad del grupo en el poder con el video de Bejarano recibiendo dinero de Carlos Ahumada.

Dado que el delito no ameritaba prisión, como está comprobado le falsificaron una licencia de conducir para simular dualidad de domicilios y pusieron en bandeja  la venganza al alcance del “señor de las ligas”, entregando el caso a su sobrino-juez.

Cuando crecía en la opinión pública la solidaridad ante el ensañamiento judicial con la ex jefa de Gobierno del Distrito Federal, le propusieron convertirse en uno de los “testigos dirigidos” hoy de moda y, al negarse, le inventaron el cargo de “delincuencia organizada”, a fin de cobijar la decisión de mantenerla en prisión.

Similar es el caso de Alonso Ancira, a quien el Presidente convirtió en su enemigo personal y utilizó como señuelo para amedrentar al empresariado mostrando mano dura sin límites.

Revisaron por meses la compraventa de Agronitrogenados, las cuentas de Altos Hornos y las personales de Ancira. No pudieron comprobar documentalmente el sobreprecio que sin base afirma el Presidente, ni pagos irregulares. Terminaron por dibujar el cargo de “operaciones con recursos de procedencia ilícita” e inventaron un soborno “a futuro”.

Cuando los jueces comenzaron paulatinamente a darle la razón jurídica, el propio Presidente llegó al extremo de presionar la suspensión de funciones a uno de ellos y desde el púlpito matinal amenazó al resto si osaban fallar en favor del Presidente de AHMSA. A pesar de ellos se han sumado las sentencias favorables… sin que las acaten.

Hoy está claro que el caso AHMSA-Ancira encubre el interés de entregar el control de la acerera coahuilense a la familia Villarreal Guajardo, financieros de la carrera política del Presidente, como se demostró en una develada conversación telefónica entre Julio Villarreal y el consejero jurídico Julio Scherer Ibarra, cuya mano -aseguran- es la que mueve la desestabilización de AHMSA.

Y Luis Videgaray. Aunque para la mayoría del país el “vicepresidente de facto” en el pasado sexenio se ganó a pulso una hoguera-cadalso en el centro del Zócalo, llevar el odio personal al exceso de acusarlo de “traición a la patria” causó a nivel interno desde estupor a carcajadas, pero a nivel internacional acrecentó la imagen de un país fuera de lógica, sometido a las veleidades biliosas de su Presidente.

Los tres casos son un vértice de la actual mirada bizca de nuestro sistema judicial, que sin embargo ni por casualidad gira a ver el oprobio de hoy, ese que encarnan los arropados: Manuel Bartlett, Napoleón Gómez, el hermanito Pío, Zoe Robledo, Eréndira Sandoval-John Akerman, y uno más reciente, Jesús Seade, el jinete del presupuesto de Relaciones Exteriores.

Como aquel comercial, cabe preguntarse: “¿Y la diferencia apá?”.






OPINION

Fuenteovejuna

Otra óptica: Para la candidata oficial, lo grave no fue que enmascarados armados la interceptaron en Chiapas, sino que reporteros lo constataran y difundieran…

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