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Anatomía de un escándalo

La miniserie tiene un mensaje efectivo sobre el acoso y abuso sexual, sin importar el género, dejando en claro que quien tiene mayor poder político y/o económico se aprovecha de su posición para cometer cualquier abuso y salir bien librado o librada

Anatomía de un escándalo es una miniserie inglesa de seis capítulos recién estrenada en Netflix que se desarrolla en las altas esferas de la clase política de Inglaterra. Da cuenta del proceso de un juicio de violación, historia que se centra básicamente en el acusado, su familia y en la abogada que representa al Estado. La presunta víctima queda solo como eso: una presunta víctima que denuncia el abuso sexual y da su testimonio en la corte.

Sophie y James, los protagonistas, representan a una pareja perfecta de la clase política inglesa cercana al Primer Ministro. James, egresado de la universidad de Oxford ocupa el cargo de ministro del interior, y sorpresivamente se ve envuelto en un escándalo cuando la prensa da a conocer que James tuvo una relación amorosa con Olivia Lytton, una de sus asistentes parlamentarias, y qué además sostuvieron relaciones sexuales en uno de los ascensores del emblemático palacio de Westminister en Londres.

Todos los involucrados toman la noticia con la característica flema inglesa. La serenidad y el estoicismo reinan tanto en el esposo (James) como en la esposa (Sophie), así como se muestra la complicidad y parcialidad del primer ministro y otros altos funcionarios. El único que parece desesperado por tratar de controlar las consecuencias del escándalo, es Chris Clarke, director de comunicación del primer ministro. Sophie asume su rol de esposa consciente de su responsabilidad para mantener su matrimonio, la unión familiar y la carrera de su esposo. Todos los involucrados de la parte del acusado parecen seguir la máxima del dicho inglés de Keep Calm and Carry On (Mantén la calma y sigue adelante).

Ese planteamiento de la trama se hace en el primer capítulo y pareciera que todo quedaría en el affaire amoroso de James y Olivia, pero de nuevo, sorpresivamente, se introduce en la historia la denuncia por violación interpuesta por Olivia contra James, y de allí en adelante la trama de la miniserie Anatomía de un escándalo se centra en el juicio por esa acusación.

A partir del segundo capítulo toma relevancia el personaje de la abogada Kate Woodcroft, quien toma el caso por la parte acusadora representando al Estado, a la reina de Inglaterra. Es un personaje que aparece desde los primeros instantes del capítulo inicial pero sin conocer cuál será su rol en la historia sino hasta que Olivia acusa formalmente a James por el delito de violación, y la abogada se convierte en fiscal para intentar probar que sí hubo relaciones sexuales en el ascensor sin el consentimiento de Olivia.

Realmente la historia de la miniserie tiene el objetivo de denunciar el acoso y abuso sexual, sin importar el género, dejando en claro que quien tiene mayor poder político y/o económico se aprovecha de su posición para cometer cualquier abuso y salir bien librado o librada.

La miniserie es una buena adaptación fiel a la novela original escrita por la inglesa Sarah Vaughan en 2013, y se desarrolla tanto en tiempo presente como en 1993 cuando los protagonistas James, Sophie, Kate y el primer ministro eran estudiantes en Oxford. Considero que la miniserie es efectiva y “entrega” el mensaje sobre los abusos y privilegios de la élite política de Inglaterra. Cuenta con buenas actuaciones y un guión con sus seis capítulos bien escritos por la misma pareja de escritores, David E. Kelly y Melissa James Gibson, a la vez que todos los capítulos están realizados por la misma directora, S.J. Clarkson, lo cual favorece la coherencia narrativa, la actuación y el estilo visual.

La miniserie tiene prácticamente dos finales, uno con la conclusión del juicio de violación y otro más abierto que da pie a que se pueda realizar una segunda temporada.

Trasladada a territorio mexicano, Anatomía de un escándalo me recordó el patético caso de Félix Salgado Macedonio, político de Morena, que fue postulado como candidato a la gubernatura de Guerrero en 2021 y sobre quien pesaban dos acusaciones por violación, una en 1998 contra una joven menor de edad, y otra en 2016 contra una trabajadora del periódico La Jornada de Guerrero, cuando Salgado Macedonio era director del diario.

El escándalo político y mediático acaparó las conversaciones que llegaron hasta el propio presidente de la república que como siempre “tenía otros datos” y le sacó el bulto al problema defendiendo tácitamente a Salgado Macedonio. Las autoridades respondieron que ya había prescrito la acción pena,l y en 2021 la presunta víctima de la violación de 1998 decidió no impulsar más acciones en el ámbito penal.

En cambio, penosamente, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena determinó en su momento que “los agravios fincados a Salgado Macedonio, son improcedentes e infundados por lo que no pierde sus derechos políticos y podrá seguir contendiendo por la candidatura de Guerrero”. El caso es que el escándalo no llegó a ninguna parte, y aunque Salgado Macedonio no fue candidato a la gubernatura por un “tecnicismo” del tribunal electoral, sigue siendo Senador de la República, y ahora su hija es Gobernadora de Guerrero impulsada por su papá y por Morena. Sin duda esa es una historia vergonzosa de abuso de poder que daría un excelente material para una serie completa de Netflix ambientada en México.

DATOS DUROS:

● Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, en México casi 5 millones de mujeres mayores de 18 años sufrieron algún tipo de violencia sexual durante el segundo semestre de 2021.

● Entre julio y diciembre de 2021 se dieron a conocer 5,872 carpetas de investigación a nivel nacional por el delito de violación, mientras que la ENSU estima que 371,252 mujeres fueron víctimas de este delito durante el mismo periodo. Esto significa que en el 97.3% de los casos de violación no hubo una denuncia o no se inició una investigación.