Opinión
Viernes 29 de Marzo del 2024 05:39 hrs

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Buen Fin, Malos Días


¿Cuántos contagios se han presentado realmente en México? No lo sabemos hoy y no lo sabremos nunca. La opacidad, la desorganización, la inconsistencia de las metodologías y la errática estrategia del sector salud no ofrecen ninguna certeza

El fin del Buen Fin vino acompañado de un mal día: el lunes la Secretaría de Salud registró a nivel nacional 10 mil 794 casos de Covid-19. Se trata de la cifra más alta reportada para un periodo de 24 horas desde el inicio de la pandemia en México.

Las estadísticas confirman el caos desatado: hasta ayer el coronavirus había contagiado a un millón 070 mil personas. Otros 400 mil casos fueron registrados por las autoridades como “sospechosos”.

Hablamos siempre de cifras oficiales. ¿Cuántos contagios se han presentado realmente en México? No lo sabemos hoy y no lo sabremos nunca. La opacidad, la desorganización, la inconsistencia de las metodologías y la errática estrategia del sector salud no ofrecen ninguna certeza.

Tampoco sabremos cuántos fallecimientos vinculados al coronavirus se han registrado desde el pasado 27 de febrero, cuando se presentó el primer caso en el país. El gobierno federal reportaba ayer 103 mil 597 fallecimientos por el virus y 16 mil defunciones más consideradas “sospechosas por Covid”.

A nadie le quedan dudas de que la pandemia está fuera de control. Las autoridades de salud están rebasadas. La estrategia de combate ha sido mal planteada de principio a fin: mínimo de pruebas, ausencia de sistemas de monitoreo, desprecio del cubrebocas como medida de contención, escasa inversión en equipos y falta de apoyo a hospitales públicos y trabajadores de la salud.

No es casualidad que México esté en el top de países con mayor letalidad por el Covid: 9.7 por ciento.

A principios de mes, el periódico El Economista informó que la tasa de letalidad en el IMSS es del 18.6 por ciento, es decir por cada 100 casos registrados en el Seguro Social mueren 19. En el ISSSTE las cosas andan igual: la tasa de letalidad es del 16.6 por ciento. En contraste, en las instituciones privadas ese indicador es del 4.4 por ciento.

Esa realidad subraya la falta de apoyo institucional a los hospitales del sector oficial —que han pagado una cuota muy alta de muertes entre sus doctores y enfermeros— y la resistencia del “zar antivirus”, Hugo López-Gatell, a cambiar la estrategia oficial.

La falta de una articulación de esfuerzos pega parejo en todos los estados, donde los gobiernos no tienen recursos, trabajan sin el apoyo del centro y no encuentran puntos de coincidencia para construir un frente común con la federación y los sectores sociales.

Los estados trabajan como Dios les da a entender, elaboran “sus” propias estadísticas bajo “sus” propias metodologías, tienen “sus” particulares sistemas de información, “sus” sistemas de coordinación y “sus” correspondientes estrategias y perspectivas frente al virus.

A la debacle del sector salud, ha seguido el desdén ciudadano. Cansados del confinamiento y las limitaciones impuestas por la “nueva normalidad”, amplios sectores de la sociedad han decidido jugar a todo o nada. Como en los viejos tiempos, volvieron las bodas, las fiestas de cumpleaños y los grandes eventos sociales, las empresas y comercios relajaron las medidas preventivas y las “pulgas” y mercados populares de nuevo se abarrotan de gente. La economía intenta a toda costa retomar su ritmo.

Queda claro: la vida sigue su rumbo, las actividades económicas no pueden seguir paralizadas y es urgente tratar de recuperar poco a poco la normalidad perdida, pero hay que actuar dentro de los márgenes permitidos por la gravedad de la pandemia.

Abrir la economía no significa el fin de la pandemia. Se habla de rebrotes en los estados. No hay tales: la ola de contagios nunca ha dejado de crecer. Los ciudadanos deben poner su parte de responsabilidad y asumir la realidad: la pandemia va para largo.

El desenfreno multitudinario en los centros comerciales y las aglomeraciones vistas en los últimos días a propósito de las promociones del Buen Fin ya registran su secuela natural: miles y miles de contagios.

José Luis Alomía, director de Epidemiología, informó el lunes otro dato tan revelador del desastre como socialmente desalentador: de cada 10 personas que presentan síntomas compatibles con una enfermedad viral, cinco están contagiadas de Covid.

Esta situación extrema explica por qué México es el peor lugar para vivir en la era de la pandemia, según un ranking de Bloomberg News. El estudio considera varios indicadores como el aumento de casos, la tasa de mortalidad, el número de pruebas y los acuerdos pactados para comprar vacunas. Estamos en la lona. Vienen días aún más difíciles. Hagamos lo imposible para salir de ese ranking.

Galerín de Plomos

En Nuevo León los principales partidos de oposición —PRI, PAN, MC y PRD— no pudieron conformar un frente común con miras a la elección del próximo año por la gubernatura y las alcaldías. Fueron incapaces de renunciar a sus cotos de poder y privilegiar los acuerdos. Morena, a su vez, no tuvo la capacidad de proponer una visión distinta de la política: lanzará como su candidata a la gubernatura a la alcaldesa de Escobedo, Clara Luz Flores, hasta hace unas semanas una priista de hueso colorado en Nuevo León.






OPINION

Fuenteovejuna

Prisas y caprichos siempre llevan por mal camino. Primero fue el Tren Maya y ahora se descarrila Mexicana de Aviación con un pleito multimillonario en USA…

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