Opinión
Viernes 29 de Marzo del 2024 03:58 hrs

Cambiar de Opinión


Decido no participar de ninguna forma en el ejercicio de revocación de mandato y pedirle a todos los que puedan escuchar mi voz que se olviden del asunto, que guarden fuerzas para batallas por venir

Tras mi segundo escrito del tema, me prometí no escribir más sobre la revocación de mandato, no contribuir más a la rispidez de la discusión entre los opositores al gobierno de López Obrador.

En la primera entrega, en noviembre, al comienzo del periodo de recaudación de firmas estaba convencido que, ante un gobierno insensible, ante el dispendio de recursos públicos, usados de forma ilegal e inmoral, hacia la propaganda electoral y un ataque abierto hacia las instituciones públicas encargadas de ejercer lo contrapesos al poder, había que evitar que se juntaran las firmas requeridas para un ejercicio sin sentido, con alto costo para las finanzas y la normalidad democrática de la nación. Tenía la esperanza de que no se juntara el tres por ciento requerido y el tema muriera para enero.

Aun con enormes irregularidades, las firmas necesarias para llevar a cabo la revocación de mandato se alcanzaron. Sin contar con pruebas contundentes del fraude, acarreo y simulación llevada a cabo por la organización Qué Siga la Democracia, el INE no pudo más que validar el ejercicio al que la Constitución lo obligaba, para el cual, el mismo gobierno promotor no otorgaba los recursos necesarios.

Fue a mediados de enero, cuando la consulta y el ataque al INE se hicieron inminentes. En ese momento, mi segunda entrega; un análisis de hechos, leyes y números, me llevaba a concluir que el daño ya estaba hecho; que el dispendio de recursos, el ataque a las instituciones, la polarización social y el uso propagandístico de una herramienta de democracia participativa, era inevitable. También que no era factible alcanzar el 40% de votos que la haría vinculante. Mi conclusión fue que la mejor acción era ir a votar a favor de la revocación, en contra de la ratificación; buscar reducir, en la medida de lo posible, la diferencia de de votos a favor de este gobierno sobre los de desaprobación. Mandando una señal de contundente rechazo a las políticas y métodos de la Cuarta Transformación.

Sobre todo, pensaba que debíamos de cambiar el tema, dejar de dividirnos por algo que era inevitable, dejar que cada quien actuara en conciencia. Hablar, en cambio, de los temas que sí importan a la vida nacional.

Ingenuamente, no pude imaginar que el daño potencial es mucho mayor. Con lo que nos ha tocado ver en los últimos días, la sorpresa de un gobierno que se olvida de su juramento y responsabilidad, violando sin recato la ley, sin vergüenza ni remordimiento alguno, atacando la diversidad y manipulando a aquellos quienes, por temor, ignorancia o corrupción, da nauseas y he cambiado de opinión.

Decido no participar de ninguna forma en el ejercicio de revocación de mandato y pedirle a todos los que puedan escuchar mi voz que se olviden del asunto, que hagan como si no sucediera, que aprovechen su tiempo en gozar a su familia y atender sus creencias y costumbres este domingo. Que ya no lo discutan, que no lo mediten, que piensen y actúen como si no sucediera, que guarden fuerzas para batallas por venir.

Dicen que cambiar de opinión es de sabios. Este cambio poco tiene que ver con sabiduría; no se sustenta con análisis de hechos, de números o de leyes. No he realizado un cuadro comparativo, línea de tiempo, ni mapa mental. No he hecho más consultas ni he buscado intercambiar ideas con nadie más.

Mi decisión es pura y enteramente visceral, es una decisión tomada con el estómago y no la cabeza. Es una decisión que, al ver lo que son capaces aquellos que están dispuestos a todo: desmembrar la nación, destruir el país y matar a connacionales, con tal de mantener un poder que ya no cargan legítimamente, tomo con enojo y miedo.

Mi decisión es, este Domingo de Ramos, descansar, atender mis creencias y costumbres, agarrar fuerzas y, como ciudadano, prepárame para la lucha que veremos hacia la elección del 2024, lucha que, por lo que pudimos ver en estos últimos días, será cruel y sin cuartel, y que no voy a ignorar.






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Fuenteovejuna

Prisas y caprichos siempre llevan por mal camino. Primero fue el Tren Maya y ahora se descarrila Mexicana de Aviación con un pleito multimillonario en USA…

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