Opinión
Martes 23 de Abril del 2024 02:14 hrs

Pantalla

El aniversario de la fábrica de sueños


Somos millones los que tenemos en nuestro teléfono celular una cámara de video, un artefacto mucho más poderoso y potente que aquella cámara hecha de madera con la que los hermanos Lumière hicieron sus primeras películas

Solo 33 personas asistieron a la primera proyección pública de una película. Esto sucedió hace 126 años, el 28 de diciembre de 1895 en París, Francia. Eran finales del siglo XIX y había una gran efervescencia en todos los ámbitos: en la ciencia, en la industria, en la medicina, en las artes. Las novedades y los descubrimientos constantes asombraban al mundo entero, y el cinematógrafo inventado por los hermanos Auguste y Louis Lumière no fue la excepción. Esos 33 afortunados espectadores quedaron atónitos, fueron los primeros de los millones de personas que hemos visto una película en una oscura sala de cine.

Sin embargo, en 2020, en su 125 aniversario, el cine en su esencia más pura, como prácticamente toda actividad en el mundo, quedó en el limbo a consecuencia de la pandemia del Coronavirus. Las salas de cine temporalmente cerraron sus puertas y desapareció el público de frente a una gran pantalla, pero no desaparecieron ni las películas ni el público, simplemente la experiencia se transformó gracias a las innovaciones tecnológicas de las últimas décadas. El cine como entretenimiento y como experiencia colectiva cumplió y está cumpliendo una función social en esta pandemia. Las películas, las series, los videos subidos a YouTube y a Facebook, las ocurrencias de los TikToks y los programas de televisión han hecho más llevadero el encierro y el aislamiento hasta la nueva normalidad del 2021.

Los hermanos Lumière rodaron su primera película en marzo de 1895 y la proyectaron en una pantalla mediante su invento: el cinematógrafo. Para lograrlo, se apoyaron en inventos anteriores que iban desde la foto fija hasta el kinetoscopio de Tomás Alva Edison. Su acierto fue hacer llegar imágenes en movimiento de escenas cotidianas al público que quedó deslumbrado. La primera película fue La salida de los obreros de la fábrica Lumière, una toma fija de menos de un minuto de duración que inmortalizó en el celuloide la salida de los trabajadores de la empresa propiedad de la familia en la ciudad de Lyon, Francia. Esa película y cientos más que filmaron dieron rápidamente la vuelta al mundo causando la admiración de los espectadores de muy diferentes latitudes.

Curiosamente hoy en día, hay un sinnúmero de Lumières. Somos millones los que tenemos en nuestro teléfono celular una cámara de video, un artefacto mucho más poderoso y potente que aquella cámara hecha de madera con la que los hermanos Lumière hicieron sus primeras películas. Hoy todos somos camarógrafos en potencia y además podemos compartir nuestro contenido audiovisual en el mismo momento de grabación. Tenemos además algo que aún no existía en ese 1895 en el cine: el sonido. Hoy grabamos con gran calidad video y audio al mismo tiempo, mientras que el cine permaneció mudo hasta 1927 cuando se estrenó la primera película sonora, El cantante de jazz.

Hoy nos entretenemos viendo videos en un celular o una película en una tablet, en una pantalla gigante de alta definición y en el mejor de los casos, en una sala de cine. Sin embargo, con motivo del aniversario del nacimiento del cine, volví a los orígenes y fui en busca de los hermanos Lumière. Los encontré de nuevo en una bellísima película que se titula Lumière! Comienza la aventura, un documental dirigido por Thierry Frémaux (director del Festival de Cannes desde 2001 y del director del Instituto Lumière de Lyon), que ofrece una selección de 108 películas restauradas que nos muestran un viaje a los orígenes del cine desde finales del siglo XIX y adentrándonos en un sorprendente siglo XX. Los hermanos Lumière y sus camarógrafos hicieron más de 1,500 películas alrededor del mundo.

Debo decir que quedé asombrado de la gran maestría de los inventores del cinematógrafo. Cada una de esas 108 películas rodadas en formato de 35 milímetros, de 17 metros de largo y 50 segundos de duración nos muestra una parte del mundo, una actividad del siglo XIX, o nos cuenta una breve historia. Yo había visto tal vez una veintena de esas películas, pero igual quedé sorprendido porque el Instituto Lumière de Francia coordinó un gran esfuerzo de restauración de esas primeras películas y el resultado es admirable. Cada película tiene el encuadre adecuado, con una sorprendente composición fotográfica muy ligada a los grandes maestros de la pintura, pero que al agregarle el movimiento y luego el sonido, el cine se convirtió en el séptimo arte. El documental se disfruta porque además de las imágenes, tiene una narración en voz en off que muy acertadamente nos va explicando cada película y el contexto en que fue filmada.

Los hermanos Lumière enviaron desde 1896 a sus camarógrafos a que filmaran el mundo para mostrarselo al mundo. Viajaron a Rusia, Turquía, Egipto, Inglaterra, Vietnam y muchos otros países. Estuvieron también en Estados Unidos y en México. De nuestro país son bien conocidas las vistas que hicieron a Porfirio Díaz, pero en el documental solo se incluyen dos tomas, una filmada en un canal de Guadalajara donde unos caballos pelean con unos gansos y éstos últimos se llevan la victoria, y una segunda toma de un duelo a muerte recreado de un hecho que realmente había sucedido el día anterior.

“Muchos cinéfilos solo conocen La llegada del tren o Salida de los obreros de la fábrica, pero es importante que el espectador descubra otros. A los Lumière se les considera más inventores que cineastas, y no es cierto. Creo que es fascinante descubrir cómo los hermanos Lumière rodaron tres versiones de los obreros saliendo de la fábrica durante varios meses en 1895. Se preocuparon de mostrar distintos ángulos de una misma historia. Se preocuparon por su puesta en escena, la fotografía, el encuadre, el contenido con una hipótesis explícita y otra implícita. Ignorar o considerarlos realizadores menores es injusto y, sobre todo, falso”, dice Thierry Frémaux,  director del documental.

La evolución tecnológica de la industria del cine ha sido enorme, a la par de muchas otras disciplinas que evolucionaron de igual manera. El cine nació mudo y en blanco y negro, luego se le añadió el sonido y el color. Hace pocas décadas el cine digital le dio un giro enorme a la industria y a la forma de hacer cine. Hoy en día el cine no solo es cine, sino es una amplísima gama de contenido audiovisual que está disponible en la nube y que sirve para entretener, educar, divertir, comunicar, pero que mantiene la esencia de aquellas primeras imágenes en movimiento de que filmaron los hermanos Lumière y antes que ellos Tomás Alva Edison. De hecho, considero que lo que millones de seres humanos hacemos hoy en día al ver imágenes en nuestro celular, es más parecido al kinetoscopio de Edison que permitía que solo una persona a la vez, a través de un visor, viera una breve película, era una visión íntima, personal, voyerista.

Aún y cuando los avances en el cinematógrafo y en el audiovisual han sido enormes, hay algo que no ha cambiado mucho: las historias. Seguimos grabando imágenes cotidianas con nuestros celulares como lo hicieron los hermanos Lumière y Edison. Los guiones se escriben aún con el rigor de la estructura aristotélica. La Biblia sigue siendo fuente de inspiración, Shakespeare está muy presente en dramas, tragedias, comedias e historias de amor, las tragedias griegas se siguen adaptando al cine, las películas de George Meliès cómo Viaje a la luna siguen inspirando a los actuales realizadores de ciencia ficción. Lo que sí es un hecho es que el público y la manera de contar esas historias sí ha cambiado favorablemente desde aquella histórica función de cine en París, el 28 de diciembre de 1895, hace 126 años.

Si les interesa ver el documental Lumière! Comienza la aventura, se pueden encontrar algunos extractos en YouTube y en algunos sitios, como Internet Archive, está disponible la película completa. Ojala y con motivo de este 126 aniversario del cine, la vuelvan a poner en línea.

 

 

 

 

 






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