Opinión
Jueves 18 de Abril del 2024 05:43 hrs

Pantalla

El Estafador del Billar


Dando seguimiento a la miniserie Gambito de Dama, Juan Guerra descubre al escritor Walter Trevis, un excelente narrador con cuatro novelas adaptadas al cine

Después de ver la miniserie Gambito de Dama, descubrí que está basada en una novela de Walter Tevis (1928-1984), escritor estadounidense de quien no tenía ninguna referencia. Además, descubrí que la película El audaz (The Hustler, 1961) que había visto años atrás está también basada en una novela del mismo autor. Entonces, recordé que hacía algún tiempo había comprado el DVD de la película y que ni siquiera lo había abierto. Procedí a quitar el papel celofán de la caja de plástico y me aventuré a redescubrir la película.

Según leí, el escritor Tevis tenía dos pasiones, el ajedrez y el billar, y pues si Gambito de Dama se desarrolla en el mundo del ajedrez, El audaz nos lleva al mundo del billar, un juego/deporte aristocrático para algunos y de muy mala fama para otros (en México es más bien lo segundo). Tanto la novela como la película están ambientadas a principios de los años 60 del siglo pasado en Estados Unidos, en billares del bajo mundo del juego y las apuestas, donde los más listos -los estafadores- sacan provecho de los incautos y malos jugadores.

En El audaz, Paul Newman interpreta al joven jugador de billar Fast Eddie Felson que va por el mundo estafando a la gente que cae en su juego. Por su misma juventud y soberbia, Eddie se siente invencible; sin embargo, un buen día se encuentra en un billar a Minnesota Fats, un maduro y excelente jugador interpretado por Jackie Gleason. Con su gran ego a cuestas, Eddie se enfrenta a Fats y pierde. La derrota hiere su amor propio, cae aún más en la adicción al alcohol y su vida gira en torno a la expectativa de volver a jugar con Fats y ganarle.

El audaz incluye también una relación amorosa entre Eddie y Sarah, mujer de mediana edad, sola y alcohólica, adicción que los une como pareja. También aparece Bert Gordon, un cínico apostador que “regentea” a los buenos jugadores para obtener una buena tajada del juego. Hacia el final de la película, Fast Eddie Felson tiene otra oportunidad para enfrentar una vez más a Minnesota Fats bajo el patrocinio de Bert Gordon.

Debo decir que a pesar de que me gustó la película y la disfruté, siento que ha envejecido con el paso de los años y difícilmente es una cinta para las nuevas audiencias. No creo que sea por la historia sino más bien por el ritmo y la actuación que en ese tiempo era muy teatral y particularmente en roles masculinos como el que hace Paul Newman en el estilo de James Dean y Marlon Brando, actores que marcaron toda una época. En El audaz destaca la fotografía en blanco y negro con la que Eugen Schüfttan ganó un Oscar en 1962.

25 años después, en 1986, Fast Eddie Felson volvió al cine en El color del dinero. La película fue protagonizada de nuevo por Paul Newman, ya como un viejo jugador de billar, pero introduce otro personaje, un joven jugador igual de soberbio que Eddie interpretado por Tom Cruise. Esta película también está basada en otra novela de Walter Tevis y la dirigió Martin Scorsese. Nos presenta una nueva versión del mundo de los jugadores de billar que viven estafando gente en las salas del bajo mundo. Aunque se trata de una película más “moderna” que El audaz, los personajes se mueven en ese mismo submundo que llega hasta los grandes torneos como el que se efectúa al final de la cinta en un casino de Atlantic City. Es una película entretenida con un final abierto y para nada parece que la haya dirigido Scorsese. Es una buena cinta a secas y le valió a Paul Newman ganarse un Oscar como mejor actor que se le había escapado con El audaz, y que en ese año de 1962 ganó Maximillian Schell por su actuación en El Juicio de Nuremberg.

Lo interesante de estas tres obras de Walter Tavis: Gambito de Dama, El Audaz y El color del dinero es que los protagonistas son expertos en juegos de precisión y estrategia como son el billar y el ajedrez donde cada jugada implica una respuesta del adversario con múltiples posibilidades. Cada golpe certero que un jugador da con el taco a la bola blanca lleva el juego por diferentes caminos, al igual que cada pieza que se mueve en un tablero de ajedrez conduce a rumbos distintos. Hay precisión pero también hay azar, pues finalmente el billar y el ajedrez son juegos donde se pueden alcanzar niveles de excelencia.

He empezado a leer la novela de Gambito de Dama e inmediatamente me percaté de que Waler Tavis es un escritor muy cinematográfico. Me di cuenta de porqué fue convertida en una serie exitosa. Está escrita como un guión de cine. La narrativa está separada en escenas y tiene diálogos contundentes que fueron utilizados textualmente. Sin duda, para mi es el descubrimiento de un gran narrador que tiene cuatro de sus seis novelas adaptadas al cine. Sin duda, un buen escritor para ser llevado a la pantalla.






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