Historias Electorales II. Política Real
La contienda por la alcaldía de Saltillo es de dos, y sobre las versiones de un acuerdo bajo la mesa lo que se anticipa realmente es un choque de trenes
Me llamó la atención que, ya entrados en el periodo electoral, un conocido periodista de Saltillo me comentara la versión de que hay arreglo entre el partido que detenta el poder federal y el del poder estatal para ceder la alcaldía de Saltillo.
En política nadie sabe lo que pasa por debajo de la mesa, en lo oscurito, pero eso que comentó, no pasó. Más bien lo que se puede creer es que, más que un arreglo, viene un choque de trenes. Nadie sabe lo que sucede en lo oscurito, pero lo que se evidencia a plena luz, desmiente cualquier teoría de conspiración que, en el imaginario popular, se puedan dar.
Queda claro que la contienda, por lo menos en la Región Sureste del estado es de dos. El partido azul, que en muchas entidades es la fuerza predominante y en otras tantas, al unirse con los rojos y naranjas, buscan prevalecer, en Coahuila se ha auto consumido hasta dejar poco más que la región de Monclova. Si alguien espera que en la Región Sureste pueda resurgir, que se siente a esperar porque no va a pasar. Con once partidos en la boleta, dentro de la polarización y el llamado al voto inteligente, dos van a jalar la mayor parte del voto, el restante lo van a compartir con ocho enanos que, por muy poco que se lleven, al PAN se lo van a quitar.
La teoría del acuerdo surge de un candidato rojo que destaca por ser muy plano y que parece alejado de la población. En los días antes de la contienda, en respeto al silencio electoral, el ungido se vió como débil y fácil de vencer. Mientras que el contrincante, entre dicharachero, bigotón y fiestero, resaltó como carismático y popular. No faltó quien se imaginó un acuerdo de dejar el camino libre para la llegada del retador.
Basta una semana de campaña para desmentir la conspiración. Con una planeación que se desdobla como precisa, el candidato oficial saca provecho de sus fortalezas; se viste de la unión y disciplina del partido presentándose flanqueado por los candidatos a diputados de la región, hace uso de la tecnología para difundir su mensaje al puro estilo de quién lo ha hecho en la administración municipal y se burla de sus propias debilidades cerrándole el paso a la burla popular.
Con el mandato del Palacio Rosa, la campaña se ve con organización impecable, con trabajo conjunto, dejando de lado viejas rencillas, en reconocimiento de que los rojos, aun los enemigos acérrimos, tienen todo que perder, de perder en las urnas.
El contrincante, por su lado, pareciera estar solo en su campaña; nadie conoce a su pandilla ni a los diputados que lo flanquean, en la caricatura solo aparece él. Sus fuerzas están en otra parte, el dinero no le falta en lo personal, se le suma lo que el superdelegado le aporta con los programas sociales que vienen del gobierno federal. Lo reparten a mano abierta en colonias de clase popular y clase media, con la esperanza de que, entre lo populachero y el dinero, logren encantar.
El choque de trenes es evidente. Por qué dejaría el Senado por la alcaldía si no viniera con todo el retador. Lo común es que la alcaldía sea trampolín al senado, no lo contrario. Se explica porque, en el Senado, se ha vuelto irrelevante; cuando el gobierno federal esta dispuesto a destruir la economía por un dogma energético, el que el presidente de la Comisión de Energía pase desapercibido, no es otra cosa que señal de su debilidad.
Su única opción, para resurgir del camposanto, es ganar. En cuanto a diputaciones Coahuila es un jugador marginal, el premio gordo está en las alcaldías y en la de Saltillo en especial. Por lo que la energía representa para el gobierno federal, la posición asertiva del gobierno estatal en la Alianza Federalista, y la fuerza que demostró en el 2020, arrebatar a Saltillo es regresar triunfante a poner a los pies del presidente un bastión opositor de política real.