Opinión
Jueves 18 de Abril del 2024 18:51 hrs

¡AL HUESO!

Protesta con pantalones


En una megalomanía autocrática que está entrampando al país en todos los órdenes, López Obrador demostró que no entiende y desdeña la magnitud del problema y se situó per se como centro de las protestas

“El miedo de la mujer a la violencia del hombre es espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”. Eduardo Galeano.

Desde la cúpula del poder solo hubo palabras de auto justificación, de descalificación e incluso flagrantes mentiras de pose, pero ninguna posición oficial sólida que aceptara las justas demandas de los millones de mujeres expresadas en las calles, en las redes y en los medios tradicionales.

Conservadoras, manipuladas, fifís, violentas, famosas, provocadoras, opositoras encubiertas, hipócritas, fueron algunos de los descalificativos que utilizó el Presidente desde su diaria tribuna para tergiversar el sentido de la protesta.

Solo lo superó la Jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que ante la agresión policial a dos reporteras capitalinas que cubrían la marcha, responsabilizó y anunció el cese del Director de la Policía Bancaria e Industrial. Flagrante mentira, pues realmente había sido separado cuatro días antes por acusaciones de acoso.

Como es costumbre, en una megalomanía autocrática que está entrampando al país en todos los órdenes, López Obrador demostró que no entiende y desdeña la magnitud del problema y se situó per se como centro de las protestas, arguyendo que quieren verlo debilitado y frenar su proyecto.

De ello no puede culpar a nadie, porque si alguien ha exacerbado el malestar femenino ha sido precisamente él, al tratar de eludir o desestimar la crisis que el país enfrenta por la creciente agresión de todo nivel hacia las mujeres, desde el acoso hasta el asesinato.

Cabe recordar, sí, que una de sus primeras ocurrencias se transformó en un golpe directo contra centenas de miles mujeres trabajadoras: la desaparición de las estancias infantiles.

Las frías estadísticas, generadas por su propio gobierno, reflejan la magnitud creciente de una polarización en aumento, que tiene su mayor expresión pública en las redes sociales, agresivas tanto por el lado de las organizaciones y líderes de opinión del feminismo como por los bots y granjas que tras bambalinas maneja el gobierno.

Lo que exigen las mujeres son acciones concretas. Como mínimo, un discurso congruente ante esa dolorosa realidad, proactivo, que permee en todos los niveles de gobierno y genere políticas integrales, cese del desdén y una nueva dinámica de avance para el control de conductas sociales indignantes.

No sirve para ello posar en una homilía matinal arropado por un puñado de funcionarias calladas y en su interior avergonzadas, que no son capaces de mostrarse ante él solidarias con su género y terminan gritando porras para quien las usa.

Ni siquiera alzaron la voz, al menos en privado o en su partido, cuando por ocultos intereses desde Palacio Nacional se defendió e impulsó la candidatura de un energúmeno violador.

La frustración del Presidente está en que, a diferencia de otros temas, no ha logrado con falsedades, “otros datos”, amenazas y descalificaciones librarse ni controlar la ira generada por una oprobiosa e inocultable realidad.

Lo ha logrado, por ejemplo, ante el fracaso en seguridad pública y delincuencia organizada, donde sus promesas de una eficiente política de “abrazos, no balazos” han sido aplastadas por los propios recuentos oficiales.

Se acabaron las masacres, ha disminuido la criminalidad, ya no hay abusos de las fuerzas armadas ni de su extensión denominada Guardia Nacional, proclama, pero la realidad lo desmiente y pese al intento por ocultarlas, lo que queda de trasparencia permite acceder a las cifras de gobierno demostradoras de que estamos igual o peor que antes.

El problema de la violencia contra la mujer se inscribe en esas mismas estadísticas, pero en particular nos duele más, porque estamos consientes de que cargamos las culpas de un machismo centenario, ante el cual el actual Presidente aspira a que mujeres y hombres actuémos como ciegos, sordos y mudos.

Imposible cuando contra toda lógica y razón se impone, por inconfesables intereses, a un delincuente como Salgado Macedonio, sin importar el mensaje social que esa aberración representa.

 






OPINION

Fuenteovejuna

Dime con quien andas… Explicable el coraje de la candidata oficial por la investigación de la Corte a Zaldívar y Scherer. Ambos son prominentes miembros de su equipo …

www.infonor.com.mx