Opinión
Viernes 29 de Marzo del 2024 07:07 hrs

¡AL HUESO!

Summum de la sangre


Protestas, demandas y ruegos vuelven a chocar contra la necedad de un gobernante incapaz de asumir su propia responsabilidad y obstinado en mantenerse dentro de un cerco mental que nos está llevando al precipicio

“Hacemos un llamado a la sociedad y autoridades a ya no agudizar la polarización del País, necesitamos construir puentes para encontrar caminos de paz”. Comunidad jesuita.

 

Para él fue solo dar a conocer, titubeante, con un “al parecer” para mitigarla, una noticia amarga, desagradable.

Una más.

Un titubeante “al parecer les dispararon”, cuando recién había salido de la multipregonada junta diaria de seguridad.

¿O ese es el nivel de la información oficial que le entregan y manejan, un “al parecer”?

En el titubeante informar, ni un sesgo de la indignación que comenzaba a aflorar dentro y fuera del país por el artero asesinato de los dos jesuitas en Chihuahua.

No uno más.

Otro que por sus víctimas y características inicialmente no permitió distractores ni justificaciones y se tornó en un remezón a la conciencia ciudadana, acerca del lamentable estado al que nos han llevado los quiméricos “abrazos” de la política de seguridad sexenal.

Sabía que venía la tempestad de indignación y no cabían evasiones.

“Ahora lo que nos importa más es encontrar los cuerpos”, argumentó al día siguiente como piadosa meta desviadora.

Pero no pudo controlar la inclinación y volvió a desviar culpas a su némesis, Felipe Calderón y su ya muy matinalmente vapuleado sexenio.

Solo pasado. No presente y de futuro insistencia en más de lo que no funciona.

Ni un atisbo de asumir la responsabilidad que le toca por un fracaso surgido si no de la complicidad, sí de la tolerancia a la acción impune de las multiplicadas bandas del crimen organizado, “seres humanos” que disfrutan de los “abrazos” y no temen al castigo cuando siembran muertes.

La develación de la cifra oficial de homicidios en la actual administración, con más de 125 mil que superan a los de todo el sexenio de Calderón -y los anteriores e incluso el de Peña-, dio paso a múltiples reproches de columnistas y opositores, pero no había conmocionado a la opinión pública.

Lo hizo el asesinato de los dos sacerdotes en la sierra Tarahumara. No aún lo suficiente, sin embargo, para romper en la ciudadanía la costumbre de la muerte y generar un movimiento con la fuerza suficiente para obligar al cambio.

El crimen generó dolor e indignación hasta la cúspide de la iglesia católica, en el Vaticano, donde despacha precisamente un jesuita.

Protestas, demandas y ruegos vuelven a chocar contra la necedad de un gobernante incapaz de asumir su propia responsabilidad y obstinado en mantenerse dentro de un cerco mental que nos está llevando al precipicio.

Para él, sobre todo para él, pero también para su entorno, lo trascendente hoy es la prolongación al futuro y asegurar más que la continuidad, la impunidad.

Lo importante es que el asesinato no anule el juego distractor de la sucesión con el que quieren entretener y entretenerse, mientras el país es carcomido por las termitas de la incapacidad, la indolencia y la corrupción.

La corrupción de ellos, no la del pasado. Peor ésta, porque es más hipócrita.

Para una sociedad que lamentablemente -y en mala medida- se sumerge en la costumbre de la muerte y del imperio del delito, el crimen a mansalva en la Tarahumara fue un remezón a las conciencias, el medir los riesgos propios.

Los disparos sobre dos religiosos inermes mostraron el no límite de la violencia y el grado de indefensión.

Para la conciencia comunitaria, se derrumbaron definitivamente los abrazos y la sociedad al menos reflexiona hoy sobre un estado fallido, que en los hechos ha renunciado a su obligación primaria, la seguridad de sus habitantes.

Para el gobierno, la utopía de su mesías impera. En una burla sin mínima moral, prepara la postulación de los dos principales y fallidos responsables -irresponsables realmente- como sus candidatos a sendas gubernaturas.






OPINION

Fuenteovejuna

Prisas y caprichos siempre llevan por mal camino. Primero fue el Tren Maya y ahora se descarrila Mexicana de Aviación con un pleito multimillonario en USA…

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