Opinión
Miercoles 24 de Abril del 2024 16:52 hrs

¡Al Hueso!

Vacuna contra el desencanto


El tufo electoral de la campaña de vacunación es inocultable, así traten de encubrirlo con mil banales justificaciones, porque la prioridad gubernamental en este momento son las elecciones de junio y no la salud de la población

“Controla la salud de un hombre y tendrás su voluntad en tu mano”. Christiaan Barnard

El diseño de la campaña de vacunación es la cereza en el pastel en el desaseo con que el Gobierno Federal ha enfrentado la pandemia de COVID-19 y que ha puesto a México a la cabeza en el oprobioso listado de mal manejo de la crisis de salud.

Hasta el momento, la criminal liviandad ha causado la muerte oficialmente reconocida de más de 140 mil ciudadanos, ¡una suma MIL POR CIENTO superior a los 6 mil que alegremente pronosticaron al inicio de la crisis el Presidente y su bufón!

La cifra real de muertes, de acuerdo con especialistas en estadísticas y salud, es más del doble. Lo prueban las documentadas muertes en domicilios de la CDMX con diagnósticos desviados hacia otros padecimientos.

Se señaló en una entrega anterior, la campaña de vacunación inició con mentiras flagrantes, al asegurar que a fines del presente año estarían protegidos al menos 80% de los 130 millones de ciudadanos que efectivamente residen en el país.

Tal como han refrendado ex secretarios de Salud y otros articulistas, cumplir esa meta requiere inocular a 300 mil personas diarias, sin contar la segunda dosis que contemplan la mayoría de las vacunas contratadas y de las que se ha recibido mínima parte.

Si algo hay cerca de todos los mexicanos, aún en los lugares más remotos, es algún nivel de atención de salud pública, desde un modesto policlínico hasta los hospitales generales de la SSA, del IMSS o del ISSSTE.

Pueden estar mal equipados, llenos de carencias -sobre todo en este sexenio faltos de medicinas, por el caos que generó la política de “austeridad”- pero ahí están y todo mundo conoce su ubicación y a su personal.

La lógica elemental indica que esa es la base idónea y rápida para estructurar un programa ordenado de vacunación, con un rango de prioridades basado en nivel de riesgo, tal como se ha hecho en la mayoría de los países.

En Estados Unidos, en el programa de vacunación universal están contempladas incluso las cadenas de farmacias.

No aquí, donde el gobierno no solo monopolizó la adquisición, sino que por instrucción presidencial se diseñó una estructura paralela, que tiene como columna vertebral a la Secretaría de Bienestar y a cargo de la cual se designó a Gabriel García Hernández, coordinador de Programas de Desarrollo y conocido por haber sido y ser el principal operador electoral del Presidente.

Si eso ya olía a vergonzoso uso político electoral de una acción de salud imprescindible y que la población demanda como un derecho, no deja lugar a dudas la conformación de las brigadas que se encargarán de aplicar las vacunas, coordinadas por los “superdelegados”:

- 4 miembros de las fuerzas armadas.

- 4 activistas de los que llaman “siervos de la nación”.

- 2 activistas “voluntarios”.

- 2 vacunadores provenientes del sector salud.

Pasen los 4 uniformados para garantizar que la ansiedad ciudadana no lleve a romper el orden y que adicionalmente podrían apoyar a los vacunadores en la parte administrativa, pero nada relacionado con salud tienen que hacer en esa tarea seis activistas políticos, que por cierto ya comenzaron a ser vacunados antes que sectores de riesgo.

El tufo electoral de la campaña de vacunación es inocultable, así traten de encubrirlo con mil banales justificaciones, porque la prioridad gubernamental en este momento son las elecciones de junio y no la salud de la población.

Tal descaro en el manejo electoral no hace sino revelar el miedo al fantasma del creciente desencanto que se aparece en los rincones de Palacio Nacional, que amenaza corporizarse en un congreso capaz de decir no a las autoritarias ocurrencias presidenciales.

En las vacunas, como en la inversión en el estadio de “Las Guacamayas” y las obras viales en los alrededores del rancho “La Chingada” de López Obrador, hay que repetir que el asunto huele a pato, camina como pato, nada como pato y hace… !PIO!






OPINION

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