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Lunes 01 de Diciembre del 2025 16:59 hrs

Reduce actividad cerebral mal uso de IA

Reduce actividad cerebral mal uso de IA

Hoy las generaciones millennial y Z son nómadas digitales, y “no se imaginan un mundo sin Alexa, Siri o Gemini”.

Ciudad de México.- La actividad de nuestro cerebro disminuye cuando utilizamos inteligencia artificial (IA), toda vez que con su mal uso perdemos pensamiento crítico y curiosidad por desarrollar nuevo conocimiento o aprendizaje, advirtió Pilar Durán Hernández, académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM.

La atrofia por desuso genera que el cerebro sea hipoactivo, una mente delegada que le da flojera pensar. Incluso, se podría provocar una involución de la inteligencia, ese “es un riesgo real”, abundó en la conferencia “El costo cognitivo de la conveniencia. Cómo la IA impacta nuestro cerebro”.

Por ello, prosiguió, es importante estar conscientes de que bien empleada, esa tecnología es un multiplicador de productividad, y tener claro que se trata de una herramienta de asistencia, no de autoría, aclaró en ocasión del Noveno Festival de Neurociencias, Neurofest 2025, organizado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia.

De acuerdo con investigaciones, dijo, la gente que usa ChatGPT tiene menos procesamiento cognoscitivo y de raciocinio; le cuesta más trabajo razonar, tomar decisiones y tener ideación crítica. Quienes utilizan otras herramientas de búsqueda, como Google, tienen mayor procesamiento cerebral porque “no dependemos de ellas”.

Ante ello, sugirió a los asistentes reunidos en el Foro de Química, en  Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, que “no dejen que la IA les haga la tarea; al final la que aprende es ella, no nosotros”.

Cuando perdemos conexiones, las neuronas se mueren. Hay que propiciar que el sistema nervioso las siga generando y que no tengamos alteraciones a largo plazo, manifestó la científica.

La IA genera un costo cognitivo y un riesgo para el desarrollo cerebral fuerte. Perdemos habilidades fundamentales, además de las mencionadas, otras como las alteraciones en la profundidad conceptual de los procesos; “deja de interesarnos cómo se genera el trinomio cuadrado perfecto”, acotó.

Además, el costo de la pérdida o disminución de la escritura a mano radica en que esta actúa como un catalizador neurobiológico para el aprendizaje profundo, mientras que la digital es una herramienta de eficiencia para la comunicación y la productividad.

“La evidencia sugiere que la sustitución del lápiz y el papel por el teclado no es un simple cambio de herramienta, sino una modificación profunda en los procesos de aprendizaje y las conexiones cerebrales (el conectoma)”, puntualizó la universitaria.

El tema nos tiene preocupados por la atrofia cerebral que pudiéramos estar teniendo debido al mal empleo de estas nuevas tecnologías, expuso la especialista.

Pilar Durán recordó que los primeros homínidos tenían un cerebro que ya se consideraba inteligente; desarrollaban actividades y herramientas para sobrevivir en ambientes adversos. Esto comenzó a generar conexiones cerebrales llamadas conectomas, es decir, cuando diferentes áreas del cerebro se relacionan entre sí para generar información; ahí, el aprendizaje se hace más efectivo.

A eso le llamamos inteligencia: a la capacidad de resolver problemas, procesar información y ejecutar actividades específicas utilizando el aprendizaje, recalcó.

Los humanos primitivos también tenían un órgano bastante inteligente y conectado, pero el boom de los procesos cognitivos superiores que permiten el lenguaje, la comunicación y transmitir el conocimiento generacional llegó con el Homo sapiens moderno. Hemos tenido procesos de maduración cerebral que se han heredado por el conocimiento a través de los tiempos.

En 1980, rememoró Durán Hernández, comenzó la era digital donde el descubrimiento e implantación de internet permitió la comunicación a larga distancia y más rápida que nunca. Hoy, las generaciones millennial y Z son nómadas digitales, y “no se imaginan un mundo sin Alexa, Siri o Gemini”.

La universitaria mencionó la importancia de que los seres humanos, a partir de la infancia, tengan el desarrollo del lenguaje matemático porque genera conexiones cerebrales particulares que nos permiten tener pensamiento abstracto y crítico.

Las aplicaciones de la IA están en todos los ámbitos de la vida moderna: industria, construcción, finanzas, salud o transporte. En la ciencia, esa tecnología nos ha permitido avanzar en meses lo que hacíamos en años; pero ahora queda revisar de manera crítica sus resultados y aplicarlos en la investigación, estimó.

En la vida cotidiana tenemos banca electrónica y ya no necesitamos ir a la tienda, porque las compras nos llegan a domicilio. O bien, con un “reloj inteligente” vigilamos nuestra salud y eso ha permitido mejorar la calidad de vida.

En los últimos cinco años la IA ha tenido un boom impresionante de desarrollo. Los que no somos nativos digitales tenemos que alfabetizarnos, aprender cómo se utilizan las nuevas tecnologías y cómo sacarles provecho; quienes lo son, deben entrenar al cerebro en el uso ético de esas nuevas herramientas para que continúe conectándose, concluyó.







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