...Saltillo seguía su curso, pero algo se movía atrás del Cerro del Pueblo. Mientras algunos hablaban de urbanismo desde los escritorios, nosotros lo vivíamos desde el polvo. En agosto de 1981, se entregaron oficialmente los terrenos: ocho mil pesos por lote, pagaderos en mensualidades de doscientos. No era una dádiva. Era un pacto. Un acuerdo ético entre ciudadanía organizada y un gobierno sensible.
Era pues de esperar, que Trump terminara por exigir que México grave con aranceles a China: es incoherente que nuestro superávit de balanza comercial con USA sirva para consumir productos asiáticos. A manera de ejemplo, no es recíproco que aquí vivamos de la industria automotriz americana mientras conducimos autos chinos.
Solo los ilusos se decepcionaron con la primera cuenta pública de la Presidenta. No fue un acto de Estado sino propaganda, la presentación de un país inmerso en fantasías. No hubo exposición rigurosa de la situación del país ni perspectivas de mejor futuro. Hubo datos falsos y manipulación de hechos para sostener un atormentador “vamos bien y vamos a ir mejor”.
Crónica de una amistad que cruzó trincheras, refundó la dignidad política y sembró ternura en medio de la tormenta
La instalación de la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación no fue un acto protocolario. Fue una ruptura.No se trató de una ceremonia jurídica, sino de una declaración política, cultural y ética.