Como miles de otras veces, en 2019 López Obrador lanzó la mentira y blandió un pañuelo blanco para dar por terminado el “huachicol”. Lejos de ello, el delito creció, se extendió, incluso en Coahuila, con implicación de personeros políticos que permanecen intocados, en las sombras. De nueva cuenta, presión desde USA lleva a combatirlo
En el pasado siglo, prácticas políticas y costumbres y atavismos sociales situaron a México como ejemplo de surrealismo, imagen que comenzó a superarse a partir de la presión ciudadana que abrió la democratización. Hoy está de vuelta en el discurso del poder, que disfraza la realidad, y en decisiones como el absurdo nombramiento de López Gatell.
Existen dos caminos: El del enfrentamiento estéril y la parálisis institucional… O el del servicio, la honestidad y la decisión de estar a la altura del momento histórico.
México y Estados Unidos, siendo tan diferentes, hoy caminan caminos paralelos. Nosotros con el lopezobradorismo y ellos con el trumpismo. Ambos regímenes actuando al margen de la ley hasta imponer su ley, destruyendo instituciones de gobierno y minando la capacidad de servir a la población, eliminando contrapesos y cooptando a los poderes legislativo y judicial
Práctica ritual, los gobiernos populistas y despóticos simulan, mienten y manipulan, torciendo acciones y hechos para presentarlos como éxitos y crear imágenes falsas ante la población. Un viejo y dañino recurso político hoy acentuado lo mismo en Estados Unidos que en México.