Volver al origen para construir el futuro
Existen dos caminos:
El del enfrentamiento estéril y la parálisis institucional…
O el del servicio, la honestidad y la decisión de estar a la altura del momento histórico.
Una propuesta desde la memoria, la dignidad y la esperanza colectiva
“La historia no es memoria del pasado, sino mandato del porvenir.”
— Luis Donaldo Colosio
Introducción
Queridas amigas y amigos:
Este no es un documento. Es una invitación. A Coahuila. A la memoria. A la dignidad. Y al porvenir
Coahuila no es solo el lugar donde nací. Es donde aprendí que la dignidad no se hereda: se construye. Es donde descubrí que los muros pueden ser aulas, los barrios pueden ser universidad, y los pueblos, auténticos maestros de la vida.
Ayer recibí el honor —profundo y comprometido— de haber sido nombrado delegado de Movimiento Ciudadano en mi estado natal. Agradezco esa decisión en todo lo que vale y significa: no como una distinción personal, sino como una oportunidad para retornar, desde el servicio público, al origen de mis convicciones.
Aceptación con raíces
En mi mochila siempre ha viajado el ejemplo de mi familia, la memoria de mis barrios —“La 17”, “El Maratón”, “la 12”, “La Guada” y “La Antena”— y la dignidad de los campesinos de la Comarca Lagunera. Ellos, junto con mis maestras y maestros de vida —desde la Universidad Autónoma de Coahuila hasta las comunidades indígenas de Chiapas— moldearon una forma de entender el compromiso: con congruencia, solidaridad y comunidad.
Desde 1973, cuando impulsamos la Autonomía Universitaria, hasta los días en que caminamos 900 kilómetros por la dignidad de la educación pública, ha habido una constante: la certeza de que las estructuras pueden transformarse cuando las personas se organizan.
Lo vivimos también en las casas autoconstruidas con adobe, grava y esperanza. En el Programa Vivamos Mejor. En Solidaridad. En los miles de cuartos que no eran obra, sino hogar.
Hoy regreso a mi tierra, no a iniciar algo nuevo, sino a continuar un compromiso que nunca terminó.
Propuesta para un Diálogo Estatal por una Reforma Democrática del Estado
Desde esta encomienda, y con el respaldo de quienes han caminado conmigo, propongo abrir un Diálogo Estatal por una Reforma Democrática del Estado.
Esta propuesta garantiza tres principios esenciales:
- Estabilidad del diálogo:
Más allá de lo coyuntural, se requiere un espacio duradero y legítimo para construir acuerdos de largo aliento. - Participación social amplia:
No hay reforma legítima sin la voz de más de tres millones y medio de coahuilenses. La sociedad no puede seguir siendo receptora pasiva de decisiones de cúpula. Esta reforma debe vivirse, apropiarse y protagonizarse desde la comunidad. - Credibilidad institucional:
La ciudadanía no espera milagros, pero sí coherencia y rumbo. La reforma institucional y la participación ciudadana son nuestras mejores apuestas para reconstruir la confianza.
Siete grandes tareas compartidas
Para responder a este momento histórico, propongo que la próxima legislatura convoque a la ciudadanía y a las fuerzas políticas a asumir estos retos:
- Impulsar un desarrollo económico con justicia social, más allá de banderas partidistas.
- Revisar la Constitución local, para garantizar auténtico equilibrio de poderes.
- Transformar la estructura jurídica del Estado, haciendo las instituciones más democráticas, eficientes y al servicio del interés ciudadano.
- Crear un Órgano de Fiscalización autónomo y profesional, que supervise de forma rigurosa los recursos públicos.
- Fortalecer el municipalismo, abriendo la ley a la participación social real en la planeación del desarrollo.
- Diseñar políticas de justicia social, que conviertan el crecimiento económico en bienestar colectivo, y combatan las desigualdades estructurales.
- Reformar la política de seguridad pública, superando los límites del enfoque policiaco, sumando a la sociedad y reconstruyendo el tejido desde la prevención, la educación y la justicia.
Reforma del Congreso: el primer paso
El Congreso no puede seguir siendo una figura distante, de funciones opacas y sometido al Ejecutivo. La ciudadanía reclama una transformación de fondo. Esto implica:
- Reestructurar la ley orgánica del Legislativo.
- Dotar a las y los diputados de infraestructura técnica.
- Profesionalizar el trabajo parlamentario.
- Reconstruir la relación con el Ejecutivo, los municipios y, sobre todo, con la sociedad.
Existen dos caminos:
El del enfrentamiento estéril y la parálisis institucional…
O el del servicio, la honestidad y la decisión de estar a la altura del momento histórico.
Reflexión final
Nada de lo aquí dicho tendría sentido si no lo acompañara la esperanza.
La esperanza de que es posible honrar la historia sin repetirla, aprender de ella sin estancarse en ella, y usarla como punto de partida para trazar otro horizonte.
No llego solo a este momento. Llego acompañado por las memorias de mi tierra, por los pasos de muchos que caminaron antes, y por las voces de quienes hoy exigen que se les escuche, no como ciudadanos de segunda, sino como protagonistas de su propio destino.