La tragedia nacional duele poco mientras que no llega a uno. La inercia nos permitió un sexenio de despilfarro económico y político, de dogma y populismo, de desorden e irresponsable discrecionalidad. La herencia maldita de la Cuarta Transformación, en un entorno cada vez más convulso, va acercando la tragedia a todos, cada vez más cerca los caídos, cada vez más familiares los muertos.
Ante el avance de China, Rusia y sus aliados, consciente de la pérdida de dominio geopolítico internacional de Estados Unidos, en el paso a un nuevo orden mundial que no controla, Donald Trump adopta medidas radicales que en lo interno y externo se le han revertido y han hecho caer su popularidad.
Nada que no se sospechara o supiera, pero los hechos que revelan las comunicaciones del “Televisa Leaks”, dadas a conocer por Carmen Aristegui, prueban la bajeza moral en la manipulación informativa que ejercen por igual esa televisora, el propio Gobierno Federal y medios que sin pudor se han puesto a su servicio
Este proceso, que denominamos como una farsa y un fraude, está siendo operado y defendido abiertamente por grupos con vínculos al crimen organizado, lo que compromete no solo la legalidad, sino también la legitimidad de nuestras instituciones
Si vamos a ser serios, tenemos que darnos cuenta, de una vez por todas, que uno de los mayores lastres que el pueblo mexicano carga es la incapacidad de liderazgos políticos, sociales y empresariales de construir un ecosistema económico y empresarial mínimo necesario para acercarnos un tantito a la utopía laboral. Que nos lleve, solo un poquito más allá, que la mera subsistencia.