México y Estados Unidos, siendo tan diferentes, hoy caminan caminos paralelos. Nosotros con el lopezobradorismo y ellos con el trumpismo. Ambos regímenes actuando al margen de la ley hasta imponer su ley, destruyendo instituciones de gobierno y minando la capacidad de servir a la población, eliminando contrapesos y cooptando a los poderes legislativo y judicial
¿Qué necesidad tienen diputados y senadores de hacer toda la faramalla del periodo extraordinario? Que se eviten el periodo extraordinario y se vayan a hacer cualquiera otra cosa que siempre hacen. Una cosa es que se hagan tontos solos y otra es que sigan haciéndonos tontos a los ciudadanos.
¿Cómo exigir cumplimiento a acuerdos comerciales cuando no respetamos nuestra propia constitución, la división de poderes y el estado de derecho? ¿Cómo solicitar colaboración constructiva cuando nos seguimos escudando agravios ancestrales y el México profundo, irracional, pero profundo?
Trump ha sorprendido al mundo y a sus propios connacionales desafiando a la legalidad y la ética en el poder, polarizando a una sociedad, ya de por sí, propensa a la división
Es necesario un cambio de narrativa. Este nuevo México no va a durar para siempre, por lo que, lo importante es, no lo que se acabó, sino lo que viene: lo que va a sustituir a lo que es hoy. Cuando se agote lo que el domingo se inauguró.