Solo los ilusos se decepcionaron con la primera cuenta pública de la Presidenta. No fue un acto de Estado sino propaganda, la presentación de un país inmerso en fantasías. No hubo exposición rigurosa de la situación del país ni perspectivas de mejor futuro. Hubo datos falsos y manipulación de hechos para sostener un atormentador “vamos bien y vamos a ir mejor”.
Cuando los agravados problemas del país exigen rectificaciones, abogar por el diálogo y la unidad para sumar ideas y esfuerzo, el Primer Informe -vista la publicidad previa- será una perorata matinal más.
En seco, la disminución de 29% en la pobreza multidimensional de acuerdo con un informe del INEGI aparece como un hecho relevante. Sin embargo, al contextualizarse con otros factores sociales -salud, educación, etc.- el brillo se opaca y obliga al gobierno a definir políticas que den sustento y permanencia a esa disminución.
En una acción inesperada, Alonso Ancira, basado en una suma en irregularidades jurídicas, demandó la anulación del proceso penal y la extorsión del gobierno que llevaron a la quiebra a AHMSA. Abrió así la posibilidad de resarcir a la empresa 100 millones de dólares que permitirían pagar parte de los derechos laborales de los atribulados ex trabajadores.
La lucha interna en el grupo que acapara el poder muestra desmoronamiento de la cohesión. Es acompañada por hechos que a diario muestran enorme distancia entre las alegorías oficiales y un país en crisis, soberanamente debilitado, empobrecido económica e institucionalmente.