Inconforme, frustrada ante un mundo adulto que nos les abre futuro, la juventud en el orbe vive una etapa de soterrada ebullición como en los prolegómenos del 68. Al momento, en México no hay expresiones abiertas y grupales de rebeldía, pero el desencanto está allí y crece, mientras el gobierno manipula pero no invierte ni crea para el sector.
A pesar de ello y por ese extraño fenómeno ocurrido también en el caso de López Obrador, termina el año con una aprobación personal de 75%, no obstante que es una popularidad sin sustento real cuando su gobierno es mayoritariamente reprobado en economía, seguridad, salud, honestidad y más.Hay apuntes sobre las razones.
No solo para proteger a políticos encumbrados, la impunidad es mal general y marca de la casa en la justicia de México, donde menos de 10% de delitos se denuncian, la investigación en general es superficial o nula y menos de 5% terminan en castigo a los responsables, algo que el nuevo Poder Judicial no resolverá, porque el drama inicia en las fiscalías.
Hay que repetirlo, la cada día más cruda realidad empuja a Claudia Sheinbaum a la definición de su futuro: administrar con encubrimiento un país sumido en escándalos de inmoralidad o asumir el reto de una gobernante de carácter y capacidad, para poner un ¡hasta aquí! y fijar ruta y magnitud del cambio que la nación y su futuro exigen.
Negado por López Obrador, el lucrativo negocio del contrabando de petrolíferos involucra a delincuentes de cuello blanco de México y USA, con tal magnitud que se convirtió en factor de presión sobre la Presidenta, que debió actuar y hoy lucha por contener la crisis que involucra a cuadros del gobierno y del mundo político, incluso en Coahuila.