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Lunes 23 de Junio del 2025 20:44 hrs

Participa UNAM en el proyecto astronómico más ambicioso del mundo

Participa UNAM en el proyecto astronómico más ambicioso del mundo

Se trata del Observatorio Vera C. Rubin que revolucionará el estudio del Universo; y hoy revela sus primeras imágenes.

Ciudad de México.- A partir de hoy y durante los próximos 10 años todo está listo para que el Telescopio Simonyi del Observatorio Vera C. Rubin revele al mundo sus primeras imágenes. Hará cientos de capturas del cielo nocturno del hemisferio sur y parte del norte, para crear una “película” del cosmos: la investigación del Espacio-Tiempo como Legado para la Posteridad (LSST, por sus siglas en inglés).

Rubin hace visible lo invisible. Grupo de galaxias en interacción en una pequeña zona en la dirección del cúmulo de galaxias de Virgo. El material estelar difuso era difícilmente detectable en imágenes previas y principalmente en los sistemas más masivos y cercanos, contiene información de la historia de crecimiento de las galaxias y de la materia oscura. Es un pequeño ejemplo apenas de todo el tesoro cósmico presente en las imágenes de Rubin las cuales requieren de muchos esfuerzos transdisciplinarios para realizarse y México es parte de este esfuerzo transformativo.

El Vera C. Rubin se ubica en lo alto de Cerro Pachón, en la cordillera de los Andes al norte de Chile.

Luego de más de 20 años de trabajo desde su concepción hasta su construcción, a partir de hoy astrónomos del mundo podrán contar con una nueva herramienta e información que llevarán a realizar innumerables descubrimientos, y resolver múltiples preguntas sobre la estructura y evolución del Universo.

Participan en esta aventura investigadoras e investigadores de más de 30 países para contar con una nueva herramienta; 50 de ellas y ellos son orgullosamente mexicanos. Los líderes del equipo son Octavio Valenzuela Tijerino, del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); y Alma Xóchitl González Morales, de la Universidad de Guanajuato. Mientras que Rosa Amelia González Lopez-Lira, del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la Universidad de la nación, coordina los grupos de trabajo que están desarrollando contribuciones en especie dentro de la colaboración mexicana.

Valenzuela Tijerino compartió la conexión personal que tiene con el proyecto, pues durante su etapa como investigador postdoctoral en la Universidad de Washington, en Seattle presenció las discusiones fundacionales del observatorio. Años después logró integrar a México en esta colaboración internacional junto con Alma González (su exalumna y ahora colíder del consorcio mexicano) y el apoyo de las autoridades de sus respectivas universidades.

TECNOLOGÍA INÉDITA 

El Telescopio de Investigación Simonyi, de 8.4 metros, cuenta con tres espejos que le dan un campo visual excepcionalmente amplio. Utiliza la cámara más grande jamás construida, de 3,200 millones de pixeles, la Cámara LSST, cuyo lente mide 1.65 metros de ancho y pesa casi 2,800 kilos.

Para que la información recabada cada noche por el telescopio llegue a los investigadores, se ha desarrollado una red internacional de centros de datos. “Uno de ellos estará aquí en la UNAM, pero los tres principales se ubican en Estados Unidos, Francia e Inglaterra”, explicó Valenzuela Tijerino. “El telescopio va a generar unos 30 terabytes por noche, y toda esa información (datos crudos, imágenes, catálogos, datos intermedios) será compartida, preservada y analizada gracias a la red de datos”.

Cada tres días se podrán observar 20 mil millones de galaxias, aproximadamente. “Imagínense clasificar ese número de galaxias, o 17 mil millones de estrellas, es imposible hacerlo una por una”, mencionó.

Lograr lo anterior requiere de técnicas automatizadas, así como de científicos y astrónomos especializados en ciencia de datos e inteligencia artificial. Después de 10 años de trabajo se habrán generado unos 500 mil terabytes de datos y la mayoría de los astrónomos que efectúen hallazgos basándose en la información astronómica recopilada nunca habrán visitado el telescopio. Además, reduce la necesidad de equipos caros, en algunos casos únicamente un navegador de internet y buena conectividad serán necesarios.

En palabras de Rosa Amelia González: “Quizá las contribuciones más espectaculares del Rubin se darán en el descubrimiento de objetos transientes y variables; además de los cuásares y supernovas con efecto de lente, supernovas de tipos raros, contrapartes ópticas de eventos productores de ondas gravitacionales (kilonovas, fusiones de agujeros negros), contrapartes ópticas de explosiones de rayos gamma de larga duración.

Por su cadencia, profundidad y enorme campo visual (9 grados cuadrados), también es altamente probable que haga posible la identificación de nuevos fenómenos astrofísicos. Y, finalmente, la formidable cantidad de datos propiciará avances en aprendizaje de máquinas y ciencia ciudadana”, apuntó.

 “La comunidad astronómica mexicana ha estado involucrada con el Observatorio Vera C. Rubin desde la fase temprana de las colaboraciones científicas, a principios de la década de 2010. Sus miembros participan con contribuciones en especie en: DESC (cosmología); Lentes Fuertes; Galaxias; Estrellas, Vía Láctea y Volumen Local; IDAC (cómputo)”, subrayó la coordinadora de los grupos de trabajo, Rosa Amelia González.

El equipo mexicano está desarrollando software para la explotación científica y, además, contribuye con la implementación y operación de un centro de datos que estará ubicado en el Laboratorio de Modelos y Datos (LAMOD) de la UNAM.







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