Detectan persistente violencia en ejidos
- Por: David González --
- 26/12/2025 @ 16:19 --
- Sureste
Pueblo chico, infierno grande por usos y costumbres.
Saltillo, Coah.- La Fundación Luz y Esperanza AC ha extendido sus servicios de atención a temas de violencia intrafamiliar a los ejidos cercanos donde se han encontrado con resistencia de las mujeres de las comunidades a denunciar, esto ante el temor de que “todo el pueblo se entere que tiene problemas” y sentirse observadas por los mismos habitantes.
Así lo observó la directora de este organismo, Rosa María Salazar Rivera, quien comentó que luego de un trabajo piloto realizado en la comunidad Los Lirios de Arteaga, continuarán su trabajo de atención a mujeres del campo ante la necesidad de luchar contra una cultura que entre sus usos y costumbres tiene normalizada la violencia.
Se trabajó en este cañón de la sierra por algunos meses ofreciendo talleres, pláticas y asesoría a mujeres, niños y niñas que sufren algún problema de maltrato o violencia en sus hogares.
“Esa convocatoria es apoyada con recurso que tiene la Fundación del Empresariado Coahuilense, implementamos un proyecto de atención a mujeres, niños y niñas en el ejido, donde la idea es atender la problematica de violencia que ahí viven, pero nos hemos encontrado con varias situaciones”, dijo.
Salazar explicó que el objetivo es instalar un centro de la mujer donde puedan acudir de manera libre a ser atendidas de manera integral junto con sus hijos y que, mediante talleres impartidos por profesionales puedan salir del círculo de la violencia.
“La idea es tener una cohesión, ayudar al tejido social para prevenir las violencias que se dan en el hogar y la propia comunidad, pero nos hemos encontrado con situaciones que, en una comunidad pequeña como Los Lirios, todos se conocen y tiene sus propios usos y costumbres y limitaciones en cuanto a la cultura”, indicó.
La activista lamentó la alta resistencia de las víctimas a presentar denuncias al sentirse observadas, juzgadas o criticadas por el resto de la comunidad.
Como se ha denunciado en diversas ocasiones, el machismo se encuentra arraigado en los ejidos, la mujer pasa a segundo plano y no se le permite alzar la voz, además, son presa del maltrato que va desde la agresión verbal hasta la física.
“Es que me van a ver que llego ahí y van a saber que tengo un problema, eso nos ha originado que lejos de desalentarnos nos impulsa a seguir ahí trabajando para atender la violencia que se tiene en las comunidades”, concluyó.