Opinión
Sábado 18 de Octubre del 2025 04:47 hrs

Es un honor facturar con Obrador


Los desvíos de AMLO equivalen a 180 veces la Estafa Maestra de Peña Nieto

Hubo un tiempo —no tan lejano, pero ya parece otra era— en que millones repetían con fervor casi religioso:

“¡Es un honor estar con Obrador!” 
Lo gritaban en mítines como si fuera salmo, lo bordaban en gorras como si fuera escudo, lo imprimían en pancartas como si fuera dogma. Lo cantaban con tamales de chipilín en la mano y estampita en la cartera. Era la frase mágica que convertía cualquier contradicción en virtud, cualquier recorte en justicia, cualquier militarización en paz. Bastaba con decirla fuerte, con cara de esperanza, y todo se perdonaba: los abrazos sin justicia, los contratos sin licitación, los ranchos sin explicación.

Pero seis años después, con los 13 ranchos de Pepín, los contratos millonarios de Andy, los vuelos privados de Noroña, los depósitos de Adán Augusto, los desfalcos de Segalmex, el huachicol fiscal, los sobrecostos del Tren Maya, la refinería Dos Bocas, el AIFA sin vuelos, y la Marina custodiando el saqueo… la frase ya no cuadra. Ya no alcanza. Ya no engaña.

Hoy, con evidencia en mano y sarcasmo en el corazón, habría que actualizar la consigna:
“¡Es un honor facturar con Obrador!”

Porque estar con él no fue suficiente. Lo que dio verdaderos frutos fue facturar con él: desde empresas fantasma hasta herencias oportunas, desde contratos sin concurso hasta megaproyectos sin estudios. La transformación no fue ética, fue contable. Y el verdadero programa social no fue para los pobres, sino para los cercanos, los leales, los familiares y los que aprendieron a decir “neoliberal” con acento tabasqueño.

La 4T no fue una revolución: fue una factura con IVA.
No fue un cambio de régimen: fue un cambio de proveedor.
No fue una lucha contra la corrupción: fue una redistribución del saqueo.

Así que sí, que se escuche fuerte y claro, con todo el sarcasmo que la historia exige:
¡Es un honor facturar con Obrador! 
Porque nunca el saqueo tuvo tanta narrativa, ni la incongruencia tanta devoción.

Los desvíos de López Obrador: 180 veces más que la Estafa Maestra

Si la Estafa Maestra de Peña Nieto nos pareció escandalosa —con sus $7,670 millones desviados vía universidades fantasma— lo que vino después fue una tragicomedia en 180 actos. Porque los desvíos del gobierno de López Obrador ascienden a $1.37 billones de pesos. Sí, 180 veces más que aquella estafa que tanto se denunció.

Los números del saqueo transformador:

  • Tren Maya: $355.2 mil millones de sobrecosto
  • Dos Bocas: $241 mil millones
  • AIFA + NAIM cancelado: $157.3 mil millones
  • Corredor Transístmico: $20.6 mil millones
  • Huachicol fiscal: $600 mil millones evaporados
  • Segalmex: $2,700 millones confirmados

Total: $1,376,800 millones de pesos. 
Y eso sin contar los ranchos de Pepín, los contratos de Andy, ni los vuelos de Noroña. Porque aquí, el saqueo no se esconde: se presume.

“Primero los pobres”… pero primero el saqueo

El presupuesto total para programas sociales en 2025 es de $1.09 billones de pesos, es decir, el desfalco transformador supera por más de $280 mil millones el gasto destinado a apoyar directamente a la población vulnerable. Sí, el saqueo fue más generoso que todos los apoyos sociales juntos.

¿Y cuántas personas reciben esos apoyos?

En total, más de 25 millones de personas reciben algún tipo de apoyo financiero directo del gobierno federal. Y sin embargo, el monto del saqueo supera el presupuesto destinado a todas ellas juntas. Porque en la 4T, el verdadero programa social fue para los compadres, los hijos, los hermanos y los contratistas.

“Primero los pobres”, decían. 
Pero primero fueron los contratos, luego los ranchos, y al final… los pobres, con estampita en mano y frijoles en la olla.

Huachicol fiscal: el saqueo invisible con uniforme

¿Combate al huachicol? No, fue franquicia. Se militarizaron las aduanas, se entregaron a la Marina, y se creó una red de evasión del IEPS y el IVA que drenó $600 mil millones. La Marina, que debía custodiar la soberanía, terminó custodiando el saqueo. Porque aquí, la corrupción no se combate: se uniforma.

De la esperanza al saqueo: el coro que desafinó

“¡Es un honor estar con Obrador!”, gritaban como si fuera misa. Lo repetían en redes, en desayunos con café de olla, en entrevistas con voz temblorosa. Era el mantra de la transformación, el himno de los devotos, el estribillo de la fe ciega.

Pero seis años después, con los expedientes abiertos, los contratos inflados, los hijos incómodamente prósperos y los abrazos que no detuvieron los balazos, la frase merece una actualización urgente:

“¡Es un honor facturar con Obrador!”

Porque nunca el saqueo tuvo tanta narrativa, ni la incongruencia tanta devoción. Porque en este sexenio, el verdadero Tren no fue el Maya, sino el que pasó por encima de la rendición de cuentas.

 

 


 






OPINION

Fuenteovejuna

Siempre en defensiva. Primero, por la herencia maldita; ahora, la Presidenta debe encubrir también sus propios errores, excesos y la demolición de la democracia…

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