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Lunes 07 de Octubre del 2024 03:07 hrs

Alertan por presencia de plomo en productos de la canasta básica

Alertan por presencia de plomo en productos de la canasta básica A nivel mundial existe una creciente preocupación por la presencia de sustancias tóxicas en los alimentos que consumimos regularmente. (Foto: ocu.org)

En 18% de alimentos más consumidos por la población mexicana, como productos de arroz, trigo, soya, pimienta, chile guajillo, embutidos y alimentos para bebé se encontró la presencia del metal.

Ciudad de México.- Investigadoras e investigadores de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, del Instituto Nacional de Salud Pública, del Instituto Nacional de Rehabilitación, así como de Pure Earth, organización ambientalista sin fines de lucro, realizaron el primer monitoreo de la presencia de plomo en 103 alimentos, bebidas y especias más consumidos por la población mexicana, en el cual encontraron presencia de este tóxico en poco más de 18% de los productos analizados.

Entre los alimentos con valores detectables de plomo identificados se encuentran productos de arroz, de trigo, de soya, cúrcuma, pimienta, chile guajillo, embutidos como jamón y salchichas, dulces a base de tamarindo y productos para bebés a base de arroz y soya. 

Cabe destacar que estos alimentos son de alto consumo en la población mexicana, y algunos de ellos forman parte de la canasta básica y de las tradiciones culinarias del país.

Dentro de estos alimentos en los que se encontró presencia de plomo, algunos de los productos industrializados hechos a base de trigo y arroz excedieron los límites máximos permitidos de plomo (0.20 mg de plomo por kilo de producto) en alimentos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Exceder este valor en los alimentos, puede implicar un riesgo para la salud.   

El plomo se encuentra de forma natural en el medio ambiente, sin embargo, su presencia en los alimentos naturales se debe principalmente a los desechos industriales, lo que ocasiona que suelos, aire y agua destinados al riego y cultivo de alimentos se contamine.

A nivel mundial existe una creciente preocupación por la presencia de sustancias tóxicas en los alimentos que consumimos regularmente, entre los que figuran el plomo, el cual es considerado por la OMS como uno de los diez elementos tóxicos de mayor preocupación por los efectos adversos que ocasiona, especialmente en niños pequeños y mujeres embarazadas, ya que puede causar daños permanentes al cerebro en desarrollo provocando cambios en la estructura y función del sistema nervioso.

En la vida adulta estos daños persisten a casi todos los órganos y sistemas (cardiovascular, renal, óseo, etc.). Además, los niños pequeños pueden absorber hasta 50% del plomo ingerido en comparación con un adulto que absorbe entre el 3-10%. De acuerdo con el reporte emitido por la UNICEF y Pure Earth se estima que cada año hasta 800 millones de niños a nivel mundial tienen niveles de plomo en la sangre iguales o superiores a 5 μg/dL, considerando este valor como un indicador de la necesidad de una intervención.

Al respecto, países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Australia, Japón, China, Italia, entre otros, realizan un monitoreo constante del contenido de contaminantes (incluido el plomo) en los alimentos más consumidos por su población a través de los “Estudios Totales de la Dieta o Total Diet Study”. Por su parte, agencias internacionales como la FAO y la OMS establecen niveles máximos de contaminantes en los alimentos. 

En Estados Unidos, organizaciones sin fines de lucro como Clean Label Proyect y Healthy Babies Bright Future, han identificado la presencia de elementos tóxicos en los alimentos dirigidos para el consumo de bebés, encontrando que en la mayoría de los productos para bebés analizados presentaron concentraciones detectables de algún metal pesado, siendo predominante el plomo, por lo que programas como Closer to Zero de la Food and Drug Administration (FDA) buscan reducir la exposición dietética a de elementos tóxicos lo más bajo posible en los productos destinados a la población infantil.

¿Qué sabemos del plomo en México?

De acuerdo con resultados de Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicados en 2018, en México más del 17% de los niños entre 1 y 4 años tienen intoxicación por plomo (valores superiores a 5 μg/dL en sangre), superando ampliamente a lo reportado en Estados Unidos de 2.0% en niños del mismo grupo de edad. 

Si bien, en nuestro país, el uso de loza de barro vidriado para la cocción y almacenamiento de alimentos es la principal causa de exposición en población general, no es la única, por lo que, es posible que el consumo constante y elevado de alimentos contaminados con plomo (a pesar de que su concentración no exceda los límites máximos permitidos de plomo en alimentos por la FAO/OMS) pudieran representan un riesgo a la salud de la población. 

El plomo se encuentra de forma natural en el medio ambiente, sin embargo, su presencia en los alimentos naturales se debe principalmente a los desechos industriales, lo que ocasiona que suelos, aire y agua destinados al riego y cultivo de alimentos se contamine, transfiriéndose a los cultivos y animales de consumo.

Informes internacionales indican que más del 13% del total de las tierras cultivadas, alrededor de 40% de los lagos y ríos, y aproximadamente 0.24 mil millones de hectáreas de la tierra cultivable del mundo están contaminadas por metales pesados como plomo y cadmio.

De acuerdo con Informes internacionales, están contaminadas por metales pesados como plomo y cadmio:

Más del 13% del total de las tierras cultivadas, alrededor de 40% de los lagos y ríos, y aproximadamente 0.24 mil millones de hectáreas de la tierra cultivable del mundo.

Por otro lado, el plomo también puede encontrarse en alimentos procesados, cuya contaminación puede ocurrir en las diferentes etapas de la cadena alimentaria desde su producción primaria hasta su consumo.

En este primer esfuerzo por conocer la situación del país en el tema, los resultados obtenidos muestran que 82 por ciento de los alimentos analizados no tuvieron un valor detectable de plomo. Sin embargo, del 18 por ciento de los alimentos con valores de plomo detectables, 2 de ellos fueron alimentos para bebés y otros 2 productos excedieron los límites máximos permitidos para alimentos.

Si bien, entre las recomendaciones de los investigadores para disminuir las concentraciones de plomo en nuestros alimentos, se destaca el evitar cocinar o almacenar los alimentos en loza de barro vidriado o bien utilizar loza con sello “libre de plomo” producida por alfareros del Fondo Nacional de las Artes. También cabe recalcar que la alimentación variada y rica en nutrimentos como calcio, hierro y zinc inhiben la absorción de plomo y sus efectos adversos en el organismo.

Esta problemática va más allá de la acción individual, es importante articular la participación proactiva de los productores de alimentos, organismos reguladores e investigadores que permita la creación de sistemas de monitoreo y vigilancia que garanticen que no se superan los límites máximos de elementos tóxicos como el plomo en los alimentos, siendo la inocuidad y calidad de los alimentos que consumimos una de las prioridades para la salud pública para la protección de los consumidores y principalmente de la población más vulnerable a los efectos tóxicos del plomo.







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