Opinión
Miercoles 30 de Abril del 2025 11:42 hrs

Por el Trabajo


Si vamos a ser serios, tenemos que darnos cuenta, de una vez por todas, que uno de los mayores lastres que el pueblo mexicano carga es la incapacidad de liderazgos políticos, sociales y empresariales de construir un ecosistema económico y empresarial mínimo necesario para acercarnos un tantito a la utopía laboral. Que nos lleve, solo un poquito más allá, que la mera subsistencia.

Hace años escuche de alguien a quien admiro, que el trabajo es lo que nos diferencia de los animales y nos acerca a Dios: la capacidad de crear, a través de la voluntad, el intelecto y el esfuerzo, es lo que nos hace a imagen y semejanza de él.

Me encantó la imagen: La utopía de la creación, en donde utilizamos nuestras capacidades físicas, mentales y emocionales, todos en armoniosa colaboración, para construir desarrollo y progreso. Al final de la jornada, nos vamos a descansar con satisfacción y paz. Emocionante, pero inalcanzable.

El trabajo es, en esencia, una forma de subsistencia. Es la competencia constante por alimento, espacio y pareja, en un ecosistema con recursos limitados.

A través del desarrollo de la civilización, acelerándose tras la ilustración, con la revolución industrial, el desarrollo del capitalismo y los procesos democratizadores de la sociedad, la competencia es mucho más compleja, dando la impresión de que la utopía del trabajo creador, satisfactorio y bien remunerado es factible.

La realidad nos muestra que, después de vivir la época de mayor desarrollo económico, donde se sacó al mayor porcentaje de la población de la pobreza, todavía unos 2 mil millones de personas, algo así como el 35% de la población mundial, sobreviven con apenas un ingreso diario de entre 38 y 64 pesos.

Así mismo, el esfuerzo y la voluntad del 50 % de la población mundial, los de menores ingresos, que reciben el 8 % del ingreso total, no es menor al acumulado del 1 % que recibe casi el 20 % del ingreso total, los de mayores ingresos.

Son los países que concentran la población con mayores ingresos los que aplican menos esfuerzo al trabajo, hasta un 30% menos horas.  Más que el esfuerzo y la voluntad personal, es el ecosistema socioeconómico y empresarial, lo que determina que tanto es el trabajo como el ideal: creador, satisfactorio y bien remunerado.

En México, lo que nos concierne, encontramos un país de contrastes, demagogos y populistas que, vendiendo la idea de la utopía laboral, destruyen el ecosistema que permitiría alcanzarla.  

Un análisis rápido de las cifras que nos presenta el INEGI, en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para marzo del 2025, nos da cuenta de la tragedia que vivimos. Que, no por estar acostumbrados a ella, es menos dolorosa.

A marzo del 2025, la población económicamente activa es de 61.1 millones de mexicanos. De estos, según las estadísticas, el 2.2 por ciento, apenas 1.3 millones de personas están desocupadas.

Con estos datos, en el contexto internacional, parece que la utopía laboral es justamente en México. Comparativamente nuestro vecino del norte reporta una población desempleada del 4.2  por ciento de su fuerza laboral.

La algarabía que genera una tasa de desocupación tan baja es, tristemente, una de las más grandes falacias que nos gusta creer. No es culpa del INEGI. La prestigiada institución realiza las encuestas, concilia la data y presenta las estadísticas, no las interpreta. Son los mismos datos, la ENOE, quien nos desmiente y nos deja ver la tragedia que vivimos.

De 97% de la PEA ocupada, el 34% gana uno o menos salarios mínimos – ¡Tache!

El 6.6% podría o quisiera trabajar más del tiempo que está ocupada – ¡Doble tache!

Y, el triple tache que nos aplasta con su insoportable peso, el 54.3 por ciento trabaja en la informalidad.

Ósea, en resumen, la tasa real de empleo, como debe de ser, es del 44.7%.

Si vamos a ser serios, tenemos que darnos cuenta, de una vez por todas, que uno de los mayores lastres que el pueblo mexicano carga es la incapacidad de liderazgos políticos, sociales y empresariales de construir un ecosistema económico y empresarial mínimo necesario para acercarnos un tantito a la utopía laboral. Que nos lleve, solo un poquito más allá, que la mera subsistencia.

Mañana, que estemos descansando, celebrando el Día Internacional del Trabajo, ojalá y nos demos un tiempo para pensar, meditar, recordar que el populismo y la demagogia tan común en estas épocas, no sirve. Que la única forma de acercarnos a la utopía es incrementando el empleo formal, creativo, satisfactorio y bien remunerado. Y que esto se logra, única y exclusivamente, construyendo un buen sistema económico y empresarial.

 


 






OPINION

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