Las Dos Caras de la Moneda
Ni a Ximena ni a Pepe (ni a los otros 66 que murieron el lunes) los mataron por ser ellos, no. Los ejecutaron por la misma razón por la que Noroña usa un recinto oficial, con los símbolos de la patria, para hacerse justicia por su propia mano. Porque en el régimen de la 4T no hay límites ni reglas, es el régimen de la selva y nos gobiernan animales.
No sé cuál imagen me impresionó más: la ejecución de la secretaria particular de Clara Brugada o la disculpa al presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República por un ciudadano.
Pareciera que estos no tienen conexión alguna, que nada los relaciona. Yo creo justo lo contrario, están íntimamente ligados: ambos tienen un mismo hilo conductor que muestra la descomposición, sin precedentes, de la clase política en el poder.
No conozco, ni tengo duda de la trayectoria de Ximena Guzmán. A ella la ejecutaron de la misma forma en que ejecutan a decenas de miles de mexicanos cada año. Así como no dudo de su integridad y amor por México, tampoco puedo dudar de alguno de las otras 67 personas que fueron asesinadas ese mismo día en México. En lo que a mi corresponde, todos pueden tener una trayectoria tan destacada como Ximena, todos podrían amar tanto, o más, a México y conducirse con honradez e integridad. Todos murieron en impunidad, sin merecerlo.
Ximena tiene algo diferente a cualquier de los otros: su cercanía con la jefa de Gobierno y las circunstancias de la ejecución, no solo la hace más visible, noticiosa, sino que da una señal inequívoca: Alguien tuvo la necesidad de dar un mensaje al gobierno de la ciudad y a las estructuras de la clase política en el poder.
Y eso, discúlpeme usted, pasa cuando la clase política es irresponsable; cuando, es incapaz de imponer el régimen de la ley y el estado de derecho, cuando organizativamente no es uno capaz de garantizar la seguridad de, siquiera, los suyos, cuando se impone la ley del garrote desde arriba, como se barren las escaleras, hacia abajo, dejando de lado cualquier consideración moral.
Y, ahí, justo ahí, es donde el hilo se enlaza con la desvergüenza de Noroña; el reverso de la misma moneda.
No existe nadie, ninguna persona en este mundo, que ya de adulto, no se haya hecho de palabras, increpado o insultado a otra persona. Todos, en alguna ocasión, nos hemos encontrado enfrentado, justa o injustamente, con alguien más.
Un adulto normal, al ser atacado verbalmente, si bien contestaría, tras dos o tres iteraciones le da la vuelta, y sigue su camino. Un personaje público lo hace aun más natural, sin engancharse. Es uno de los gajes del oficio. Mostrar templanza que demuestra grandeza cuando se está en posiciones públicas, propensas a la crítica.
Algunos tontos con poder no pierden la oportunidad de arremeter contra quien los critica solo por el gusto de humillar. Gobernadores que demanda millonariamente a periodistas, candidatas que mandan callar a editorialistas y legisladores que demandan disculpas públicas.
Pero, llegar al exceso de usar un recinto legislativo, la Sala de Reuniones del Senado de la República, obligando al ciudadano a leer personalmente la disculpa ofrecida, transmitida públicamente, enmarcados – ciudadano y legislador – con el escudo nacional y la leyenda “SENADO DE LA REPÚBLICA, PRESIDENCIA” es un despliegue sin sentido de locura, cinismo y abuso de poder que muestra el reverso de la moneda del asesinato de la joven funcionaria y su acompañante.
El ciudadano que pide disculpas tuvo los recursos materiales e intelectuales, por su propia carrera profesional, como para saber que, con el abuso de poder patente, lo mejor es dejar el tema ahí, darle la vuelta y seguir con su vida, como un adulto normal.
No todos tienen las herramientas para tomar esa decisión - el político no las tuvo. Y en un país donde se puede contratar un sicario por unos pesos ¿Cuántos buscarían la venganza a punta de pistola?
Ni a Ximena ni a Pepe (ni a los otros 66 que murieron el lunes) los mataron por ser ellos, no. Los ejecutaron por la misma razón por la que Noroña usa un recinto oficial, con los símbolos de la patria, para hacerse justicia por su propia mano. Porque en el régimen de la 4T no hay límites ni reglas, es el régimen de la selva y nos gobiernan animales.
Corolario. Este domingo viene la candidata a ministra Lenia Batres y me invitaron a una reunión con ella. Piden que asistan personas de alto nivel intelectual (honor aparte) para que hagamos preguntas inteligentes. Pero nos piden que no seamos críticos con el régimen ni el proceso para no incomodar. ¿Se pude ser uno sin ser el otro? ¿Plegarse al lucimiento de la candidata no equivale actuar de forma tonta? Ya les contaré como me fue.