Opinión
Viernes 29 de Marzo del 2024 01:25 hrs

Pantalla

La última película de James Bond


Sin tiempo para morir no defraudará a los seguidores de James Bond, pues tiene todos los elementos del sofisticado mundo del agente 007

Sin tiempo para morir es la película más reciente de la franquicia de James Bond. Su estreno estaba planeado para abril de 2020, justo cuando el mundo entró en cuarentena. Por razones económicas y para estrenar la película en salas de cine y así recuperar la millonaria inversión que se estima ascendió a cerca de 300 millones de dólares, el estreno se pospuso en varias ocasiones hasta que finalmente llegó a los cines en septiembre de 2021. La película recuperó la inversión en el poco tiempo que estuvo en exhibición a nivel mundial, y llegó pronto a la plataforma PrimeVideo de Amazon donde hoy está disponible.

En esta entrega, la número 25 de la franquicia, de nueva cuenta el agente 007 interpretado por el actor británico Daniel Craig debe enfrentar a un villano que representa una gran amenaza para el mundo, se trata de Lyutsifer Safin, infame personaje interpretado por Rami Malek -conocido por su papel de Freddie Mercury en Rapsodia Bohemia- que tiene en su poder una poderosa arma biológica de destrucción letal; y además mantiene secuestrada a Madelaine -rol a cargo de la francesa Léa Seydoux- el amor perdido de Bond y a su pequeña hija, aparentemente producto de su relación con el 007.

Sin tiempo para morir empieza como todas las películas de James Bond, con un preámbulo antes de entrar de lleno a la historia principal, pero en esta ocasión se presentan dos secuencias. Esta doble introducción dura una eternidad, nada menos que casi 25 minutos antes de que aparezcan los créditos iniciales de la película. La primera secuencia corresponde a un traumático suceso en la infancia de Madelaine; y la segunda, cuando Bond está retirado y en pleno romance con su pareja, Madelaine, en Italia, donde ve amenazado su retiro y su paz al sufrir un atentado que casi les cuesta la vida. Bond sale ileso, pero se ve obligado a abandonar a su querida Madelaine.

La escena inicial tiene como escenario un paraje nevado junto a un lago congelado en Noruega donde Madelaine, aún niña, sobrevive a un atentado del malvado Safin; mientras que la segunda escena, ubicada años después, es una secuencia de mucha acción en la impresionante ciudad de Matera, al sur de Italia, donde Bond, acompañado de Madelaine, son perseguidos mientras escapan en el emblemático automóvil Aston Martin. Es una secuencia de acción impresionantemente bien ejecutada, y es solo la primera de varias que se muestran a lo largo de la película.

Meses después, Bond se encuentra totalmente retirado en Jamaica llevando una vida solitaria pero tranquila, cuando es llamado de nuevo a incorporarse a los servicios de inteligencia de su Majestad como agente secreto sin número, puesto que el 007 ha sido reasignado (o reciclado) a una agente del sexo femenino. Su misión es rescatar al científico Valdo Obruchev que robó el arma biológica llamada Heracles, y que fue secuestrado por el villano Safin.

Sin tiempo para morir no es la excepción de la franquicia y el principal atractivo está en las grandes persecuciones a toda velocidad, donde James Bond esquiva con asombrosa facilidad las balas y bombas de sus oponentes, además de salvar al mundo.

Creo que Sin tiempo para morir no defraudará a los seguidores de James Bond, pues tiene todos los elementos del sofisticado mundo del agente 007. Personalmente lo único que me pareció excesivo es su duración con 2 horas y 43 minutos, y una trama algunas veces incomprensible, pero esa intrincada narrativa es tal vez una de las características de las historias extravagantes de Bond.

Técnicamente fue una película muy complicada de realizar por la cantidad de locaciones en las que fue filmada, y por las múltiples escenas de acción de gran complejidad en su ejecución combinadas con una mezcla de muchísimos efectos especiales tanto visuales como de sonido. Contrario a la tendencia actual hacia lo digital, Sin tiempo para morir fue filmada utilizando celuloide, película analógica con una mezcla de formatos de 35 mm, 65 mm y del sistema IMAX 65 mm para las escenas de acción. Por desgracia para mí, vi la película en una pantalla casera y aunque se aprecia una calidad impecable de la imagen y sonido, supongo que en una pantalla gigante de una sala de cine, la película debe lucir maravillosa. Obviamente todo el proceso de postproducción dejó atrás el celuloide y siguió el camino de la tecnología digital. El director que estuvo a cargo de todo ese laberíntico proceso fue el norteamericano Cary Joji Fukunaga.

Este 2022, James Bond está cumpliendo 60 años en el cine, pues su primera aparición fue en El satánico Dr. No estrenada en 1962, aunque a México llegó un  año después. Esa primera cinta marcó el éxito y el inicio de la carrera en pantalla del agente secreto 007 al servicio del MI6, agencia de inteligencia de Inglaterra. En esa primera película Bond enfrenta y vence a un satánico doctor que pretende apoderarse del mundo, y tiene como primer objetivo sabotear y destruir los lanzamientos del programa espacial de Estados Unidos en Cabo Cañaveral -hoy Cabo Kennedy- en Florida. La acción se desarrolla en Jamaica donde el Dr. No tiene su base de operaciones en una pequeña isla desierta.

Recuerdo cuando vi por primera vez a James Bond en El Satánico Dr. No y quedé maravillado por ese nuevo personaje de tales dimensiones entrando al universo del cine, y que fue referente de un nuevo género cinematográfico; sin embargo, hace apenas unas semanas volví a ver la película casi sesenta años después y debo confesar que vista bajo la perspectiva del cine actual, es bastante mala y con una producción muy menor que empequeñece ante los avances tecnológicos y narrativos en la industria del cine en las últimas seis décadas. La escenografía de cartón y aparatos de “alta tecnología” mostrados en esa primera película del 007 están al nivel de Santo contra el cerebro del mal (1961), Santo contra los zombies (1962) y Santo vs. las mujeres vampiro (1962), solo que el Dr. No ha envejecido aún más por tratarse de una producción a color. El blanco y negro de las películas del Santo ayuda a enmarcarar las deficiencias de producción de las filmaciones mexicanas de bajo presupuesto.

Para los que tengan curiosidad de ver El satánico Dr. No y el resto de las películas de James Bond -25 en total-, todas están disponibles en PrimeVideo de Amazon.

 

 

 






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Fuenteovejuna

Prisas y caprichos siempre llevan por mal camino. Primero fue el Tren Maya y ahora se descarrila Mexicana de Aviación con un pleito multimillonario en USA…

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