Opinión
Jueves 18 de Abril del 2024 14:34 hrs

Calma Chicha


Coahuila, es otra historia para el 2023; vestigio de resistencia hegemónica priista y de el único lugar donde puede resurgir, donde muchos sueñan con encabezar el movimiento fundacional del sistema político del México del siglo XXI

En Coahuila se vive una calma chicha. Inauguraciones y anuncios, por el Estado y Municipio, animan a mantener alto el espíritu de los Coahuilenses cuando la realidad económica y política deja ver una tormenta sin igual, la batalla del siglo que a todos mantiene inquietos y nerviosos a muchos.

El 2024 es un año definitorio en la historia del México que queremos ser. La elección del 2023 en Coahuila es la cúspide previa que permite ver el cenit, que augura el éxito o el fracaso.

La ruta comienza con el proceso de revocación/ratificación de mandato, con la propaganda, de uno y otro lado, para reunir la anuencia del 3% del padrón, con representación en, al menos, 17 estados. La siguiente parada, las elecciones del 2022 en seis estados: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, serán un termómetro del desgaste real del gobierno federal y dejarán ver si los programa clientelares han logrado compensar el desastre de la implementación de la política pública. Es en el 2023, las elecciones en Estado de México y Coahuila, las que, por la relevancia de estos dos estados y su cercanía al 2024 serán la batalla crucial.   

A seis años de la fundación de Morena, el movimiento que catalizó la oposición a la apertura, liberalización y modernización económica y política en México, con presidente o sin presidente, el partido de López Obrador llegó para quedarse. Con diecisiete gubernaturas y más del 46% de la población bajo gobiernos de Morena, los incentivos que tienen para ponerse de acuerdo, mantenerse unidos y ocupar una gran porción del espectro político es muy grande y, previsiblemente, más longeva que el propio López Obrador.

La competencia política natural de Morena es aquélla que se opone a los modelos económicos y sociales colectivos, donde el estado es quien dirige, rige y tiene la propiedad. En esta posición el PAN es el veterano que ocupa un lugar consolidado. El acceso al gobierno lo llevó a perder su mística y su norte, pero se mantiene sólido en grandes porciones de la sociedad. Movimiento Ciudadano contiende exitosamente por la posición de partido liberal, progresista y moderno. Su pragmatismo lo lleva a verse como dejado de moralidad pudiendo limitar su crecimiento más allá de los estados más progresistas.

También están presentes la chiquillada, más parecidos a latifundios familiares que a representantes populares, toman recursos y dejan poco para la sociedad.

Resta mencionar al partido que todos llevamos dentro, el PRI; “todo mexicano es guadalupano y lleva un priista dentro”, solían decir. Algunos lo traemos muy escondido en la profundidad. El partido decano y mentor de todos los demás, que se encuentra frente a un reto existencial.

Este es el partido que encabezó la dictadura perfecta, que nacionalizó, industrializó y creó, en México, el capitalismo de cuates. Que logró abrirse a la democracia y libre mercado cuando fue necesario, y que regresó a la Presidencia cuando nadie lo esperaba y que quiere volver a ser el actor principal del siglo XXI. Morena y López Obrador saben que al PAN y MC solo los podrán vencer, nunca podrán ocupar su lugar. Al PRI, en cambio, lo  tienen que desaparecer, no pueden coexistir, porque ocupan el mismo lugar.

En el camino a la victoria la estación del 2023 es crucial: Estado de México y Coahuila.

El Estado de México es el de mayor población y peso legislativo; campo de batalla sin igual, donde las fuerzas están parejas; nadie gana, o pierde, todo en el Estado de México. Cualesquiera que sea el color del gobernador tendrá que conciliar con un arcoíris en sus 125 municipios.

Pero Coahuila, es otra historia para el 2023; vestigio de resistencia hegemónica priista y de el único lugar donde puede resurgir… Coahuila, que fue cuna de hombres revolucionarios y predecesores de el PNR y el PRI, donde cien años después, muchos sueñan con encabezar el movimiento fundacional del sistema político del México del siglo XXI.

Aquí, en Coahuila, se vive una calma chicha. Cerrando asuntos previos, tirando lastre y enterrando muertos. Se cuenta y se calcula, se junta parque y se cierran filas. En Coahuila se juega el fin de la historia del siglo XX… o el renacimiento de aquél que lo encabezó.

 

 

 

 






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