Desde Michoacán
El mes de octubre, fue excepcionalmente trágico para la Presidenta, su movimiento, los ciudadanos y la nación.
Todavía el primero de octubre del presente, algunos periódicos y analistas reconocían el desempeño del gobierno de Claudia Sheinbaum. Con el primer cumpleaños de la administración, los ánimos estaban altos y esperábamos que ya se le diera la vuelta al rugoso comienzo de la administración, que, con la herencia maldita de López Obrador y las batallas de Trump, no daban tregua.
Como la rana que se acostumbra al calor de la olla, los mexicanos nos hemos vuelto insensibles. Pero un análisis superficial de la realidad del primer mes del segundo año de la que llegó junto con todas es suficiente para dejar frío al más cándido pueblo.
Todo comienza con el tímido anuncio por el INEGI y Banxico de la fragilidad económica del tercer trimestre que se acumula al segundo y al primero.
El escándalo del huachicol fiscal ya parecía noticia vieja, pero los detenidos, destape de corrupción, vínculos entre crimen organizado y partes del Estado Mexicano no cesaban. En eso, el ex rector de la UNAM publica un devastador estudio sobre el impacto fiscal y el desfalco al estado de los delitos relacionados.
Y así, de un plumazo, evidencia que, no solo el que Fobaproa, estafa del siglo y Segalmex fueron un juego de niños, sino la coincidencia de los picos del desfalco coincide, casi a la perfección, con las campañas donde Morena se hizo de todo el poder en la federación y los estados.
Con ello llegamos a la conclusión de que comprar elecciones no asegura la capacidad. Aunque el 2 de octubre no se olvida, la población no puede recordar, ante los hechos, que no hay quien ponga en orden a los grupos radicales en las calles y legisladores en el congreso.
Noroña y Adán Augusto, la destructora del Conacyt y la constructora de Dos Bocas, los niños López, siguen haciendo de las suyas, sin vergüenza ni donde esconderse.
Al fin, cada uno hace lo que quiere, en el país del desgobierno.
La presión se acumula temprano en el mes obligando a la presidenta a vocear: “vamos por el camino correcto”, “no hay cabida para la corrupción”, “no gobierno sola”.
Al tiempo, Trump no afloja: recordándole que es una buena mujer, pero que tiene miedo, su gobierno sanciona a empresas ligadas a criminales, políticos y gobiernos estatales.
El pueblo bueno tampoco la tiene fácil: La inflación, aun cuando en rango objetivo, no cede. La subyacente, no entra dentro de los límites objetivo. En el mercado, se siente mucho más alta.
La expectativa económica se convierte en realidad con indicadores tristes de fragilidad económica que muestran que la actividad industrial, los vehículos de uso pesado, y la creación de empleos han tenido desplomes estrepitosos. Indicadores que después de un sexenio con crecimiento promedio menor al uno por ciento, anuncia estancamiento perene.
No habíamos llegado a mediados del mes cuando la incapacidad, corrupción y negligencia vuelven a dominar las noticias. Otra vez, las lluvias “atípicas” hacen de las suyas y dejan desamparados a millones de mexicanos.
Tratando de montarse en algunos datos buenos, la Presidenta y su grupo de seguridad arengan una reducción del 36% en los homicidios. Pero el crimen organizado no tarda en ponernos en lugar. La ejecución de un abogado a la salida del juzgado, y el asesinato de líder limonero, son preludio de que todo sigue igual.
Sin dar tregua, el país pasa el último tercio del mes con el occidente cerrado. Otra vez incapacidad, corrupción, soberbia y negligencia: la destrucción heredada, mal endémico de la 4T. Los costos y pérdidas, la debilidad del estado de derecho, la indefensión del ciudadano, la fragilidad de la infraestructura: Todo lo que apesta en este régimen sale a flote.
El mes de octubre, fue excepcionalmente trágico para la Presidenta, su movimiento, los ciudadanos y la nación.
Dicen que hubo algunas buenas noticias en octubre, yo no estuve ahí. Me cuentan que la F1, hacia finales del mes, jaló reflectores y animó a unos cuantos.
Que canija es la realidad, que luego, luego, se impone. El primero de noviembre nos recibe con otra tragedia más. Ahora sí, la población, harta, lleva cuatro días en marchas.
Octubre fue trágico, pero noviembre, apenas comenzando parece ser el preludio de un desplome dramático. No sería la primera vez, desde Michoacán.