Opinión
Viernes 26 de Abril del 2024 14:21 hrs

Coincidir


La química entre López Obrador y Biden simplemente no existe. Así como con Trump podían comunicarse sin hablar, con Biden pueden hablar sin comunicarse

“Tantos siglos, tanto tiempo, tanto espacio y coincidir”.

Alberto Escobar, compositor Jalisciense 

En política es más importante la coincidencia en condiciones del entorno favorables que las capacidades y voluntad propia para alcanzar el resultado.

En ocasiones las condiciones favorables se presentan de una forma tan sutil que toma una gran perspicacia y sensibilidad el identificarlas y aprovecharlas. El gran estadista se diferencia del simple político porque sabe identificar las condiciones del entorno, montándose en las que coinciden con su proyecto, en el momento preciso en que lo potencializan y lo proyectan. En otras ocasiones la coincidencia es una increíble casualidad que deja la mesa puesta para que el resultado se de aun para el simple político.

Así es como López Obrador llegó a la presidencia de México. Hay que reconocer su terquedad para competir por la presidencia en tres ocasiones. Pero fueron las coincidencias que se dieron en el momento oportuno; el clima social en México y el extranjero, la venida de liderazgos populistas alrededor del mundo y la ambición desmedida del gobierno anterior, lo que hizo que la elección del 2018 fuera diferente a  las dos anteriores donde compitió, pero no convenció.

Para AMLO, la más grande coincidencia de su carrera política fue el que llegara a la presidencia de EE. UU. Donald Trump, un gran conservador.

No importa qué tanto critique a los conservadores y cómo se use para polarizar a la sociedad, las acciones del presidente, más que progresistas o liberales, son conservadoras; más parecidas a las de un autócrata como Iturbide o Santa Anna que a las de un reformador como Madero o Juárez. Toda la idea de la transformación, renovación y refundación de México está más en la demagogia y el culto que en la realidad de la política pública y las decisiones de gobierno que se están tomando.

A la llegada de Trump, su desprecio por la institucionalidad y el multilateralismo erosionó a la presidencia de Peña Nieto exponiendo las debilidades del sistema político mexicano. La renegociación del TLC y la forma en que se nos denigró en la economía y la política cimbró los fundamentos sobre los que EPN construyó su proyecto de gobierno. Los escándalos de corrupción y la frivolidad, por si solos, sin la agresión de Donald Trump, no hubieran sido suficiente para que las mayorías mexicanas se volcaran a López Obrador.

La empatía de los presidentes de México y EE. UU. fue evidente durante los dos años que coincidieron. En un par de conversaciones telefónicas y una sola reunión presencial demostraron que no necesitaban comunicarse para que, como organismos simbióticos, la posición de uno en cuanto a la política interna y exterior alimentara a la del otro y viceversa.

Trump fue un factor decisivo en el triunfo de AMLO quien no le pudo regresar el favor.  Trump y la pandemia de Covid, condición del entorno que no supo manejar, también coincidieron.

La química entre López Obrador y Biden simplemente no existe. Así como con Trump podían comunicarse sin hablar, con Biden pueden hablar sin comunicarse. En su primera reunión virtual no hubo grandes coincidencias. Más bien parece haber sido una expedición exploratoria, llegaron a un mundo desconocido, avanzaron con cautela, algunos elogios y buenas intenciones, pero mucho cuidado en no pisar ningún tema sensible, donde las divergencias son evidentes y no se puedan manejar.

Es curioso que, después de la reunión entre los presidentes, los Senadores del oficialismo, aceleraran en “fast track” la reforma eléctrica, uno de esos temas en los que no hay coincidencia, como ignorando las condiciones del entorno, no dándose cuenta que, aun cuando no se manejo el tema (o no se quiso hacer público lo que se pudo manejar), las divergencias entre ambos gobernantes son irreconciliables.

AMLO comete un error si piensa que las condiciones del entorno, el que empuja hacia energías limpias, las puede contrarrestar solo con su voluntad. Tuvo la gran suerte de coincidir con Trump, ahora que ha coincidido con Biden tendrá que demostrar que puede hacer política y buscar las coincidencias que lo lleven a, más que triunfar, no desplomarse.






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