Opinión
Sábado 27 de Abril del 2024 02:49 hrs

Reforma, la Traición y la Pascua o “E” menos 10


Treinta años después, la vida me ha enseñado que la historia se repite, que la resiliencia encuentra su límite cuando la existencia está en riesgo inminente, y que la batalla no comienza ni termina, solo se transforma

Tengo un especial aprecio por el Grupo Reforma. 

En 2007 fui invitado a ser parte del Consejo Editorial de Palabra, el periódico de Grupo Palabra de Saltillo. Los miembros del consejo editorial éramos un grupo de ciudadanos críticos, activos en diferentes trincheras. El cargo, honorífico, obligaba a reunirnos una vez a la semana para tratar los temas de relevancia, con contenido noticioso, que considerábamos deberían de trabajarse. 

Un par de nosotros fuimos invitados a quedarnos un año más. Esta no era una práctica extraña. Normalmente un consejero se quedaba por dos años para asistir a los consejeros entrantes y compartir la dinámica de las sesiones. Entre el 2007 y el 2008 fuimos dos los que nos quedamos, lo que no era común. 

En diciembre de 2008, ante la crisis financiera mundial, el aumento del costo en los insumos, los primeros síntomas del cambio estructural que sufrió la industria editorial con la llegada de medios digitales y, sobre todo, la guerra abierta que emprendió el gobierno de Humberto Moreira contra los medios críticos e independientes, Palabra editó su último diario y cerró sus puertas. 

En los consejos editoriales hice grandes amigos que, aun cuando no frecuento, cuando nos vemos, el cariño y respeto deslumbra; personajes de la vida pública de quienes he aprendido lecciones invaluables y con quienes he compartido interminables conversaciones y grandes aventuras: Carlos Orta, Bertha Castellanos, Roberto de Luna, Paco Rebonato, Carlos Calderón Müller, Salomón Abedrop, Marisol Galarza, Alejandro Montoya, Juan Manuel Morales.

En Palabra, también tuve la oportunidad de comenzar con mis primeras publicaciones editoriales. Con el impulso de David Brondo, Editor General, Felipe Rodríguez, Editor en Jefe, y María Isabel Reyna, Coordinadora de Consejos Editoriales, comencé a publicar una vez a la semana. 

Tuve el honor, y el dolor, de estar en la última cena, en celebración de fin de año, en la que Alejandro Junco anunció el cierre del periódico, tras diez años de ser el principal referente de información libre y crítica en Saltillo. 

Reconozco, con aprecio, que fue Palabra quien me enseñó el valor y placer de compartir ideas. Agradezco, infinitamente, a esa institución y a las personas que me acompañaron el tener el mejor hobby posible, Consejero Editorial de Vanguardia por un par de años, colaborador en Zona de Negocios, en la frecuencia de La Primera por casi una década, así como colaborador de Infonor (esta columna) y Puntos de Encuentro, programa de debate y discusión ciudadana por internet en NCS. 

Con tristeza e incredulidad, ante la salida de Carlos Bravo Regidor como editorialista y la propaganda oficial a la encuesta de preferencias electorales publicada la semana pasada, dudé que se hubiera cumplido el deseo de tantos políticos y gobernantes, que Grupo Reforma se hundiera y dejara de ser el medio independiente y crítico que admiraba. Peor, que nos traicionara y se hubiera vendido por unas cuantas monedas de oro. 

Resulta que, la encuesta publicada por Reforma no es muy diferente a las más recientes de Mitofsky, GEA-ISA, Berumen y Parametría.  En cuanto a Carlos Bravo Regidor, aun cuando se vislumbra un dejo de resentimiento en su despedida, parece haber superado el evento, lo que lleva a pensar que no sea otra cosa que un tema de relación laboral.

Por lo pronto, mi concepto de Grupo Reforma está salvado y se mantiene como el último bastión del periodismo crítico, libre. Aun me enchino al recordar el valor que tuvo al romper con el monopolio de la Unión de Expendedores y Voceadores en la Ciudad de México, a pocos meses de su consolidación, cuando, ante la crisis política en ciernes, logró convocar a la ciudadanía para que hiciera las veces de voceadores. Yo terminaba la universidad y vivía la esperanza de una nueva era mexicana de apertura democrática y económica. 

Treinta años después, la vida me ha enseñado que la historia se repite, que la resiliencia encuentra su límite cuando la existencia está en riesgo inminente, y que la batalla no comienza ni termina, solo se transforma. 

Por eso, en honor a esta Pascua, oro porque la esperanza y los esfuerzos hacia la nación que nos merecemos renazcan en cada uno de los ciudadanos mexicanos. 






OPINION

Fuenteovejuna

¡Eso ni con el PRI!, dijo Juan Pueblo. Es Presidente, legisla al ordenar “no le cambien ni una coma” y ahora con la amnistía se erige también en juez supremo…

www.infonor.com.mx