Pantalla
El cine mexicano no conecta con el público
Hay alguna pieza faltante en el complejo rompecabezas de la industria cinematográfica nacional que impide que las películas conecten con la gente, a excepción de las cintas de comedia y terror.
Resulta imposible y además ocioso, tratar de entrar en la mente de los integrantes de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) de México para entender cómo seleccionaron la película ganadora del Ariel 2023 -El norte sobre el vacío- y cómo eligieron al resto de los ganadores en las diferentes categorías, pero pareciera que existe un divorcio entre lo que la Academia premia y el gusto del público mexicano, eso si tomamos como referencia el número de espectadores en salas de cine que vieron las cintas nominadas.
Me explico, resulta que las películas nominadas del Ariel 2023 fueron vistas por muy poca gente cuando fueron exhibidas en salas de cine. La excepción fue Huesera, cinta de terror que se estrenó en mil salas -algo inusitado para una película mexicana- y que hasta mayo de este año llevaba recaudados $37 millones de pesos con 778 mil boletos vendidos. Sin duda el éxito se debe a que el género de terror atrae muchos espectadores sin importar la nacionalidad de la película.
Aparte de Huesera y El norte sobre el vacío (estrenada en una pantalla, 155 boletos vendidos, 2 semanas de exhibición, $5,700 pesos recaudados), de las 43 películas inscritas en la Academia, se nominaron otras tres: La civil (estrenada en 155 pantallas, 66,311 boletos vendidos, 12 semanas de exhibición, $4,269,344 recaudados, La caída (estrenada en tres pantallas, 126 boletos vendidos, 6 semanas de exhibición, $7,325 recaudados), y Bardo, falsas crónicas de unas cuantas verdades, de ésta última no tengo datos de taquilla.
Si revisan las cifras, prácticamente las películas mexicanas fueron ignoradas primero por los distribuidores, luego por los exhibidores y finalmente por el público, todas pasaron a una “segunda y mejor vida” en las plataformas de streaming.
Huesera, El norte sobre el vacío y La caída están disponibles en Prime Video de Amazon, Bardo, falsas crónicas de unas cuantas verdades está en Netflix y La civil en Star+. Seguramente en estos medios digitales tendrán mejor suerte que en la taquilla.
Con lo anterior no quiero decir que las películas nominadas al Ariel sean malas o no tengan la calidad para ser premiadas, sino simplemente pongo sobre la mesa que veo que algo le falta al cine mexicano para llegar al que sería su público natural: los mexicanos. Hay alguna pieza faltante en el complejo rompecabezas de la industria cinematográfica nacional que impide que las películas conecten con la gente, a excepción de las cintas de comedia y terror.
Algunos conocedores de la industria atribuyen a los distribuidores -básicamente Cinépolis y Cinemex- su poco interés en el cine mexicano porque argumentan que no es tan rentable como el cine de Hollywood, otros críticos señalan que los temas que aborda el cine mexicano no interesan al público. Otros más dicen que como ir al cine no es muy accesible -por el precio- para la mayoría de la población, y que cuando lo hacen prefieren ver una película más atractiva, la prueba de esto es que en 2022, de los 175 millones de boletos vendidos por las salas de cine, solo 6.4 millones fueron para las películas mexicanas, lo que representa apenas el muy marginal 3.65% del total.
Bardo, falsas crónicas de unas cuantas verdades fue la película que más premios Ariel ganó: Mejor director para Alejandro González Iñarritu, mejor actor para Daniel Giménez Cacho, mejor fotografía, mejor sonido, mejor edición, mejor diseño de arte, mejor vestuario y mejores efectos visuales. Huesera ganó el Ariel en mejor guión original, mejor maquillaje, mejores efectos especiales y fue la mejor ópera prima para su directora Michelle Garza Cervera.
En actuación, el Ariel de mejor actriz fue para Arcelia Ramírez por La civil, la mejor coactuación femenina para Úrsula Pruneda por Trigal, mejor coactuación masculina a Raúl Briones por El norte sobre el vacío y revelación actoral para Emilia Berjón por Trigal.
Completas solo he visto La caída y El norte sobre el vacío y ambas las he reseñado en este espacio de Infonor y vale la pena verlas. Para escribir este artículo, me di a la tarea de ver, aunque fuera un fragmento, de las otras tres nominadas.
Empecé a ver La civil, película dirigida por la cineasta rumana Teodora Mihai pero ambientada en México sobre una madre que busca a su hija secuestrada, con todo lo que eso implica en nuestro país. La cinta está basada en un hecho real y la primera parte que vi está bastante bien realizada y narrada con la muy buena actuación de Arcelia Ramírez que le valió el Ariel a mejor actriz.
De Huesera solo vi unos cuantos minutos porque no me gusta el cine de terror, no me agrada vivir la experiencia, la angustia de esperar que me espanten en cualquier momento y me hagan pasar un rato desagradable. Es un asunto de un no-gusto personal por las películas de terror, pero si les place el género, creo que la disfrutarán. Huesera me recordó, como ya lo han señalado otros, la película El bebé de Rosemary realizada por Roman Polanski en 1968.
Por último, “intenté” ver por segunda ocasión Bardo, falsas crónicas de unas cuantas verdades, y en ese segundo intento tampoco pude pasar del minuto 15. Me pareció una película visualmente muy atractiva pero sumamente pretenciosa y aburrida. Esta cinta me recordó algunas imágenes y no sé por qué, de la película La montaña sagrada (1973) que realizó en México el chileno Alejandro Jodorowski y con fotografía de Rafael Corkidi y que vi hace muchísimos años. En ese tiempo era una película vanguardista, pero hoy en día, Bardo me parece que está de más en estos tiempos del siglo XXI.
La entrega de los premios Ariel que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se llevó a cabo el pasado 9 de septiembre en el Teatro Degollado de Guadalajara. Si les interesa ver la ceremonia, está disponible en YouTube.