Opinión
Domingo 11 de Mayo del 2025 03:24 hrs

Jornada Laboral o “E” Menos 27


La informalidad es la consecuencia de un complejo entramado de condiciones económicas y sociales. Es, también, un pesado lastre para la nación. Daña a la sociedad dividiéndonos en trabajadores de primera y trabajadores de segunda, fomenta la inequidad en la competencia empresarial y laboral con diferentes esquemas de costos, daña a la economía con asignación de recursos hacia sectores menos productivos y limita la recaudación fiscal reduciendo la capacidad del gobierno

Mientras en San Lázaro se discuten las reformas laborales, más de treinta y dos millones de mexicanos trabajan sin contar con una jornada laboral definida, sin acceso a seguridad social ni servicios de salud, sin la expectativa de un retiro digno, ni de que éste pueda dar estabilidad a sus seres queridos en caso de faltar. En pocas palabras, sin contar con derechos laborales. 

En México, la población económicamente activa es de 60.2 millones de personas. Para más de la mitad, la legislación que se está discutiendo… corrijo, la legislación de ayer, hoy y mañana, en materia laboral, es letra muerta, es la demostración de que existen ciudadanos de primera y de segunda, unos para los que la ley aplica y otros para los que no hay otra ley, más que la ley de la selva. 

El día de ayer, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados le dio revés a la iniciativa que, entre otras cosas, consideraba la reducción de la jornada laborar de 48 a 40 horas semanales, devolviéndola a la comisión dictaminadora, con la instrucción de incluir propuestas y posiciones surgidas del parlamento abierto llevado a cabo en esta razón. 

En septiembre, con el inicio del actual periodo, se temía una aprobación rápida, sin mayor discusión ni consideración. No queda claro que es lo que la está deteniendo; son muchos los grupos y liderazgos que han expresado preocupación. La iniciativa privada no está en contra de la reducción de la jornada per se, pero queda claro que, hoy, las condiciones son menos que ideales. 

La informalidad en México es el resultado de un complejo entramado de factores económicos, políticos y sociales, que desmotivan por igual a trabajadores y empleadores a apegarse a la normatividad laboral. 

Los incentivos que la formalidad ofrece: limitada flexibilidad y bajos ingresos, no son suficientes para emplearse formalmente, como principal opción para muchos mexicanos. Es mejor contar con efectivo día a día y flexibilidad, que con estabilidad y derechos laborales. 

Para las empresas el cumplir con la normatividad es cuasi imposible: el costo de gestión que impone la legislación fiscal y laboral es prohibitivo para las micro y pequeñas empresas. Al tiempo que las medianas y grandes que operan en la formalidad, con un pie en la informalidad logran resultados envidiables. 

Esta es la razón por la que la informalidad en México se haya mantenido sin cambios significativos desde que se tiene registro. Para muchos no tiene sentido operar en la formalidad y la política pública implementada para combatirla no ha sido efectiva.

Siendo un problema complejo de resolver, a partir de 2023 existe un alto riesgo de empeorarlo. O, por lo menos, hacer más difícil y lejana la solución. El costo incremental de la operación de una empresa, de cualquier tamaño o sector, en la formalidad ha crecido exponencialmente.

Comenzó, con las exigencias del NOM 35 y las reformas a los derechos de paternidad y lactancia. 

Este año, con el incremento gradual de la aportación patronal para el retiro que, si bien no es de alto impacto todavía, para 2030 triplicará el costo relacionado. 

El incremento en días de vacaciones tiene un fuerte impacto en la producción e incremento en los costos. Apenas se están haciendo los ajustes necesarios para compensarlo.

Antes de estos, al cierre de 2022, el costo de gestión, por peso de nómina, en un empleo formal era alrededor de 45%. Considerando todos los incrementos implementados y previstos, el costo llegará a entre 80 y 90%.

La informalidad es la consecuencia de un complejo entramado de condiciones económicas y sociales. Es, también, un pesado lastre para la nación. Daña a la sociedad dividiéndonos en trabajadores de primera y trabajadores de segunda, fomenta la inequidad en la competencia empresarial y laboral con diferentes esquemas de costos, daña a la economía con asignación de recursos hacia sectores menos productivos y limita la recaudación fiscal reduciendo la capacidad del gobierno. 

Queda claro, hoy, que el país requiere de mayor compromiso, trabajo y productividad para enfrentar los retos que tenemos enfrente, el otorgar derechos en papel, que no se pueden llevar a la realidad, es, más que ocioso, un retroceso en realidad. 






OPINION

Fuenteovejuna

“Con un hijo ausente, cada diez de mayo representa para nosotras un dolor mucho peor al que enfrentamos cada día, año con año”. Inés, madre buscadora.

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