¡AL HUESO!

Necios, no ciegos

Abrazos no balazos, o más bien abrazos a los que dan balazos, el eslogan es bonito, pero el resultado es catastrófico. Catastrófico para la democracia y sobre todo para los jóvenes.

"La desaparición de una sola persona afecta a generaciones, erosiona la confianza en las instituciones y desafía la conciencia colectiva". Felipe VI.

Anticandidata por su evidente falta de empatía, lo forzado de sus gestos y sonrisas, una pésima oratoria y la impedida espontaneidad, Claudia Sheinbaum no encuentra el hilo negro de su campaña, significada por mítines desangelados, con mensajes faltos de sustancia, arropada solo por acarreados que no tardan en abandonarlos.

En cada intento de marcar línea propia, pisa en el pantano de los fracasos sexenales y termina regresando a refugiarse en el alero político de su mentor, con la ansiedad de que el fenómeno de aprobación personal del Presidente sea su liana salvadora.

En ese marco surgió el inicialmente exitoso “construir el segundo piso de la transformación”, eslogan desechado cuando el ingenio en redes señaló que si iba a ser igual al autorizado por ella para el Colegio Rebsamen, seguramente su potencial mandato presidencial terminaría en una catástrofe.

Como imagen palpable e indesmentible del mínimo espacio de acción política personal, la candidata oficial no pudo negarse a suscribir el compromiso por la paz presentado por el Episcopado, pero en el mismo acto repudió la base esencial del documento: el desastre de un país en gran parte sometido por una delincuencia que del narcotráfico pasó a multiplicidad de acciones ilegales y hasta el control político de regiones.

De suyo absurdo, el gesto de suscribir un documento compromiso con lo que no está de acuerdo en lo esencial y puntual, terminó en otro alud de críticas de los sectores pensantes del país y agravó las preocupaciones en el morenismo, donde a partir de la ya anticipada pérdida de la Ciudad de México presienten retroceso en el país.

Los temores nacen de los sondeos reales, no los adquiridos y controlados desde Palacio, los cuales muestran que la aspirante oficial baja más rápido de lo que sube la opositora Xóchitl Gálvez, en un efecto de vasos comunicantes no equivalentes, porque por el momento se han engrosado las filas de indecisos o decepcionados que difícilmente serán recapturados por el oficialismo.

De allí que esa ventaja de entre 20 o 30 puntos pregonada por el oficialismo es solo una falacia utilizada como estrategia electoral, para sentar la idea de un triunfo ya asegurado de la exregente en los comicios del 2 de junio y desalentar potencial voto opositor.

Son muchos los lastres que dificultan a Sheinbaum su estrategia de “nadar de muertito” y si bien hay temas como la cada vez más comprobada corrupción desde la cúspide misma del poder, los desatinos a partir de las ambiciones autoritarias del primer mandatario, el drama en salud, los daños financieros y ambientales de sus obras de opio o la militarización del país, ninguno pesa tanto hoy como el desastre en seguridad.

Pese a esa costumbre de la muerte asentada en el país, que nos ha llevado en muchos momentos a mayor preocupación y protestas por el siempre reprobable maltrato animal que por el asesinato de seres humanos, la brutal cifra de 181 mil asesinados y más de 50 mil desaparecidos, con 45 políticos y candidatos ultimados ya en este periodo electoral, ha puesto a tirios y troyanos en posición de decir ¡ya basta! de ese laissez faire, laissez passer que se ha transformado en complicidad con la delincuencia.  

Al episcopado y las voces internas -una de las más duras por el engolosinamiento de los militares en otros asuntos ha sido la de Manuel Clouthier hijo- se sumaron en avalancha censuras y advertencias desde el exterior, principalmente de la Dirección de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, del Comando Norte del ejército de ese país, de la Internacional Socialista que encabeza el Presidente español Pedro Sánchez y hasta del rey Felipe VI, quien recibió y premio a madres buscadoras de desaparecidos.

En el extremo político opuesto al de su Presidente, la dirigente derechista española Cayetana Álvarez de Toledo, invitada al Festival de las Ideas efectuado en la capital de Puebla, planteó la más dura cesura a partir de una foto de nuestra realidad, y vale retomar lo medular de su planteamiento:

“México, este país formidable, esta nación admirable, esta potencia económica y cultural impresionante, está siendo tomada por el crimen organizado, con la complacencia de quienes debieran defenderla.

“Abrazos no balazos, o más bien abrazos a los que dan balazos, el eslogan es bonito, pero el resultado es catastrófico. Catastrófico para la democracia y sobre todo para los jóvenes.

“Miles de jóvenes mexicanos están matando y muriendo, miles de jóvenes mexicanos están viendo truncadas sus vidas en los cementerios y en los sórdidos pliegues del hampa. Y esto no es responsabilidad sólo de los criminales, también lo es y, principalmente, de quienes diseñan y aplican las políticas de seguridad.

“Cuando un gobierno no aprecia o menosprecia la ley, cuando un gobierno decide acunar amablemente la delincuencia, cuando un gobierno traslada la falacia de que las cárceles son bastiones de una cultura autoritaria y represiva, cuando un gobierno permite a los criminales quedar impunes o en algunos casos, incluso peor, pacta con ellos, el crimen avanza, prospera, se adueña de las instituciones, atrae nuevas vocaciones, se convierte en un atajo para jóvenes extraviados: en un atajo hacia el abismo”.

Enfrentada al tema, la candidata oficial señaló que de triunfar seguiría la política de “abrazos, no balazos”… “porque ha dado resultados”.