Opinión
Viernes 26 de Abril del 2024 01:28 hrs

Pantalla

No hay reglas en Netflix - Parte II


Con 195 millones de suscriptores y operaciones en más de 190 países, Netflix es el rey del entretenimiento audiovisual en streaming, aunque cada vez tiene más competidores como PrimeVideo de Amazon, Apple TV, HBO, Disney+ que tratan de quitarle participación de mercado, además de competir con otros medios que captan la atención y el tiempo de ocio de los consumidores como YouTube, TikTok, los videojuegos y por supuesto las redes sociales.

Netflix empezó sus operaciones en Estados Unidos en 1997 y en 2010 inició el proceso de internacionalización, primero en Canadá y un año después en Latinoamérica. Entre 2012 y 2015 avanzaron en Europa y Asia con cuatro oficinas regionales en Tokio, Singapur, Amsterdam y Sao Paulo.

En 2016 Netflix dio un gran salto e hicieron que la plataforma estuviera disponible en 130 países nuevos en un mismo día, y la base de suscriptores no estadounidenses se disparó de 40 a 88 millones. El contenido de Netflix está en constante ebullición. Cada semana tiene novedades para sus suscriptores que están ávidos de nuevas películas y series. Hay estrenos permanentes para todas las edades.

Reed Hastings, cofundador de Netflix dice en su libro Aquí no hay reglas, Netflix y la cultura de la reinvención, que lo primero que hacen en la empresa es generar densidad de talento, pues asegura que las personas con talento mejoran la efectividad de los demás. “Cuando todos los miembros son excelentes, el rendimiento se dispara y los empleados aprenden unos de otros y se motivan entre sí”.

Dice
Hastings que se debe fomentar la sinceridad y decir lo que realmente se piensa con una intención positiva. Aplica también técnicas para eliminar los controles, así como las aprobaciones para viajes y costos; además de eliminar la política vacacional. “Nuestra empresa es un modelo de toma de decisiones dispersadas”, explica Hastings.

Y así ha formado un equipo internacional que toma decisiones acertadas como estrenar en noviembre de 2018 Roma, una película escrita y dirigida por Alfonso Cuarón calificada de obra maestra por The New York Times y se le consideró la mejor película original en toda la trayectoria de Netflix. Más tarde obtendría un Oscar al mejor director y otro a la mejor película en lengua extranjera. Semanas después, el mismo equipo estrenó A ciegas, un thriller con Sandra Bullock. Se lanzó el 13 de diciembre, y una semana después la habían visto más de 45 millones de cuentas, los mejores primeros siete días de cualquier producción original de Netflix.

Otro ejemplo de los riesgos de Netflix lo refleja el estreno en 2019 únicamente en su plataforma la película El Irlandés de Martin Scorsese. Un proyecto que tomó 10 años concretar debido a su alto presupuesto que ningún estudio de Hollywood estuvo dispuesto a financiar, sino hasta que Netflix decidió apostar por el prestigio de un director como Scorsese y de un actor como Robert de Niro que encabezó un reparto de primera línea. Netflix aportó los 170 millones de dólares que costó producir la película. No hay datos concretos para saber si la inversión resultó redituable, pero definitivamente sí le dio a Netflix una gran publicidad a nivel mundial pues la cinta estuvo nominada a múltiples premios, incluido el Oscar. El Irlandés no se llevó el Oscar que ganó Parásitos, producción surcoreana que tuvo su exhibición normal en salas de cine y posteriormente Netflix adquirió los derechos. Hoy en día solo es posible verla en su plataforma, un gran acierto para diversificar su audiencia.

Otra gran apuesta de Netflix es producir contenido local, y me refiero a que invierten en producciones de otros países que tienen una sólida industria cinematográfica. Han incursionado en Alemania, Turquía, Francia, Inglaterra, Holanda, India, Italia, Chile, Suecia, Polonia, Colombia, República Checa, entre otros, pero también lo han hecho en México donde han logrado éxitos como La casa de las flores con dos temporadas, Narcos: México (se acaba de anunciar una tercera temporada) y más recientemente con una serie como Oscuro deseo, producción tipo telenovela que no solo fue de las más vistas en México sino que triunfó en muchos otros países. Esta iniciativa de Netflix incentiva, profesionaliza y potencializa el talento de la industria cinematográfica de muchos países, como en el caso de México.

En estos tiempos de pandemia donde se vio afectada tanto la producción de cine como la exhibición, Netflix adquirió dos cintas que estaban destinadas a salas de cine. Se trata de Enola Holmes, una historia sobre las aventuras de la hermana de Sherlock Holmes. Ha sido un éxito rotundo con 75 millones de vistas por suscripción en los primeros 28 días, así como la recién estrenada El juicio de los 7 de Chicago que se perfila también como un gran éxito. Y de acuerdo a las proyecciones, Netflix terminará este año con cerca de 200 nuevas producciones a pesar del Covid-19, y tiene ya programadas otras tantas para 2021.

¿Y cómo logran esos resultados? En la parte final del libro, Reed Hastings hace una reflexión diciendo que Netflix es jazz, no una sinfonía, y explica: “La Revolución Industrial ha impulsado buena parte de las economías prósperas del mundo durante los últimos cien años. Por tanto, es natural que paradigmas como la producción de elevados volúmenes y con pocos errores hayan dominado las prácticas organizativas de las empresas. En un entorno de producción, se intenta eliminar variaciones, y la mayoría de los métodos de gestión se han concebido con esto en mente. Que una empresa produzca un millón de dosis de penicilina o diez mil automóviles idénticos sin cometer errores es un verdadero signo de excelencia.

“Tal vez por eso durante la era industrial muchas de las mejores empresas funcionaban como orquestas sinfónicas cuyos objetivos eran la sincronía, la precisión y una coordinación perfecta. (...) También en Netflix hay sectores de la empresa en los que la seguridad y la prevención de errores son nuestros principales objetivos, y allí erigimos una zona acotada en la que una pequeña orquesta sinfónica interpreta las normas y los procesos a la perfección. (...) Asimismo, en otros momentos en los que cometer errores provocaría un desastre, elegimos las normas y los procesos. Un ejemplo es la información económica que remitimos a Wall Street cada trimestre.

“En la era de la información actual, en muchas empresas y muchos equipos el objetivo ya no es la prevención de errores y la posibilidad de reproducción, sino la creatividad, la rapidez y la agilidad. En la era industrial, la meta era minimizar las variaciones. Pero en las empresas creativas de hoy en día maximizar las variaciones es más esencial. En tales situaciones, el mayor riesgo no es cometer un error o perder uniformidad, sino no atraer a grandes talentos, no crear nuevos productos o no modificar rápidamente el rumbo cuando el entorno cambia. (...) Ya no se busca una sinfonía. Hay que dejar atrás al director y la partitura y crear un grupo de jazz.

“El jazz pone el acento en la espontaneidad individual. Los músicos conocen la estructura general de la composición, pero gozan de libertad para improvisar y alternarse para interpretar solos y crear una música increíble. (...) Para formar un equipo innovador, rápido y flexible, hay que conseguir que las cosas sean un poco dúctiles. Aceptar los cambios constantes. Acercarse un poco más al caos. No hay que ofrecer una partitura ni crear una orquesta sinfónica. Hay que trabajar para conseguir esas condiciones propias del jazz y contratar a empleados que deseen formar parte de un grupo de improvisación. Cuando todo converge, la música es hermosa”.

Y así concluye el libro Aquí no hay reglas: Netflix y la cultura de la reinvención, que nos deja ver la filosofía que está detrás de una empresa exitosa. Una generadora de contenidos audiovisuales con presupuestos de millones de dólares que deja en manos de creativos, artistas y expertos en producción, dirección, fotografía, música, vestuario, diseño de arte, guión, actuación, efectos especiales, tecnología digital y en muchísimas otras áreas del conocimiento que se requieren para realizar una película o una serie de alta calidad; y además, mediante tecnología de punta, hacer llegar esas producciones hasta la comodidad de nuestros hogares o a cualquier sitio en nuestros dispositivos móviles.






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