Pantalla
Para aprender del pasado: Argentina, 1985
Sin duda Argentina, 1985 es una excelente película sobre todo porque refresca la memoria de las atrocidades cometidas por la dictadura militar argentina que operó como casi todas las que ha tenido y tiene América Latina
Multi galardonada alrededor del mundo y nominada al Oscar como Mejor Película Internacional, Argentina, 1985 es una cinta que coloca de nuevo en la opinión pública una de las aterradoras dictaduras que sufrió ese país latinoamericano durante el siglo XX, al contar la historia del juicio que se les siguió a los militares por los innumerables crímenes cometidos contra el pueblo argentino.
Al inicio de la película, con textos breves nos dan una pequeña introducción para situarnos en los acontecimientos y en el tiempo: “Basada en hechos reales. En diciembre de 1983 Argentina recupera la democracia después de siete años de dictadura militar. El presidente Alfonsín ordena llevar a juicio a los ex comandantes por crímenes contra la humanidad. Los comandantes se sienten ganadores de una guerra contra la subversión y solo aceptan ser juzgados por tribunales militares.
Han pasado siete meses desde la asunción del nuevo gobierno y el juicio no avanza. El rumor de que podría pasar a la justicia civil corre con velocidad. Si eso sucediera, la Cámara Federal de Apelaciones debería tomar el juicio. La responsabilidad de acusarlos recaería en su único fiscal: Julio Strassera”.
Y así inicia la película Argentina, 1985, con la vida cotidiana del fiscal Julio Strassera en los momentos en que no se sabía si el gobierno del presidente Raúl Alfonsín, primer régimen democratico después de los militares, sería capaz de llevar a juicio a los comandantes que encabezaron las dictaduras militares.
La cinta nos presenta al protagonista, casado y padre de un hijo y una hija. Strassera luce de mal humor todo el tiempo por la incertidumbre y por solo pensar en la enorme responsabilidad de saber que él podría ser el fiscal del caso más importante para su país.
Tan solo alrededor de los primeros veinte minutos de la película bastan para que nos enteremos a través de los jueces de la Cámara Federal de Apelaciones que aceptan llevar a juicio a los militares, hecho que se dio el 25 de septiembre de 1984 y las audiencias preliminares del juicio tuvieron lugar el 25 de octubre de ese año.
El primer problema que enfrenta Strassera es que no encuentra abogados para incorporar a su equipo de trabajo, pues entre sus conocidos, algunos no quieren problemas, otros están demasiado viejos o ya han muerto. Las autoridades nombran a Luis Moreno Ocampo como fiscal adjunto, joven abogado sin experiencia previa y profesor de la universidad. Strassera lo ve en un inicio como un estorbo más que como ayuda, pero termina formando una buena dupla que además conforma un equipo de trabajo de abogados muy jóvenes, todos menores de 30 años, sin ataduras ni compromisos (también sin experiencia) políticos dispuestos a conseguir las pruebas necesarias para el juicio en unos cuantos meses.
Ese equipo de abogados contó con alrededor de cinco meses para reunir y presentar pruebas irrefutables contra nueve comandantes, por homicidio, privación ilegítima de la libertad, aplicación de tormentos y robo calificado en el juicio que inició ya en 1985.
De entrada, la defensa argumentó que los hipotéticos delitos que se sometían a juicio en el proceso corresponden al fuero militar, y como tales, deberían ser juzgados por tribunales militares; además, los nueve comandantes al presentarse en el juicio, todos, sin excepción dijeron: “Señores jueces, con el debido respeto, no reconozco la legitimidad del presente tribunal”. Es decir, querían ser juzgados por sus correligionarios para ser absueltos, pero todos los crímenes que cometieron fueron contra civiles, por lo que debería ser, como fue, un juicio realizado por autoridades civiles.
Por fortuna, ese alegato de los militares no prosperó y el juicio se desarrolló en tribunales tal y como lo recrea ahora la película Argentina, 1985 con un trabajo meticuloso y preciso por parte del fiscal Strassera y su equipo de abogados. Es allí donde el guión de la cinta tiene un gran acierto, pues está escrito y estructurado de forma tal que vamos sintiendo el proceso en el tiempo y ritmo que lleva la parte acusatoria cuando va investigando y armando las carpetas de investigación con testimonios sólidos en contra de los militares.
Ese trabajo del guión va de la mano de una buena dirección de actores de Santiago Mitre que acompaña casi siempre en los primeros planos y planos medios a los protagonistas principales, mientras que a los acusados -los militares villanos- los mantiene, salvo varias excepciones en la lejanía fuera de los reflectores con el uso de planos generales.
Al fiscal Strassera, la cámara del director lo sigue implacablemente para mostrar cada detalle y cada gesto de una persona que era, como lo describe alguien, bastante malhumorada y firme, pero a la vez amoroso y dócil, sobre todo en su relación con su esposa, con su hija y sobre todo con su hijo de 14 años que era como una especie de cómplice en su actuar familiar y profesional. Strassera está muy bien interpretado por Ricardo Darín, actor argentino con una gran trayectoria.
Destaca también el diseño de producción para lograr una excelente ambientación de esos años de 1984 y 1985, acompañados de una fotografía muy bien lograda en tonos muy cálidos, y lo que sí me extrañó fue el formato de la película en una proporción de 1.50 a 1 que resulta un poco más cuadrada que lo habitual. Para explicar esto, las pantallas de televisión tienen un formato más panorámico de 16:9 que da una proporción de 1.78 a 1; mientras que las películas antiguas tenían un formato de 4:3 con proporción de 1.33 a 1 similar al que tienen los televisores analógicos. O sea, que Argentina, 1985 está entre esos dos formatos, no llena las pantallas de televisión digitales y vemos franjas negras a los lados.
El resultado del juicio está ya asentado en la historia con las sentencias dictadas en diciembre de 1985: Sólo fueron condenados Jorge Videla y Emilio Massera a reclusión perpetua; Orlando Agosti a 4 años y 6 meses de prisión; Roberto Viola a 17 años de prisión; y Armando Lambruschini a la pena de 8 años de prisión. Fueron absueltos Omar Graffigna, Arturo Lami Dozo, Leopoldo Galtieri y Jorge Anaya, pero aunque se conozca el desenlace, la película mantiene el interés y el suspenso en toda su duración, y para los que no conozcan ese periodo de la historia política de Argentina -como es mi caso-, resulta más interesante y aleccionadora.
Sin duda Argentina, 1985 es una excelente película sobre todo porque refresca la memoria de las atrocidades cometidas por la dictadura militar argentina que operó como casi todas las que ha tenido y tiene América Latina.
México, Costa Rica y tal vez algún otro país de latinoamérica han sido la excepción, y aunque nosotros no hemos padecido dictaduras similares, sí hemos tenido actos represivos dentro de gobiernos supuestamente democráticos, y hoy en día, con un gobierno también democrático, padecemos una dictadura muy sui generis por parte del presidente de la república, y con todo el poder que ha dado y sigue dando a las fuerzas armadas, ya hay voces de alerta al respecto. Venezuela, Cuba y Nicaragua siguen con dictaduras, y apenas hace algunas semanas hubo un intento golpista en Brasil, o sea, que ningún país -al menos en América Latina- está exento de que los militares anhelen estar en el poder.
Con el juicio que nos presenta Argentina, 1985, los argentinos dijeron “Nunca más”, y la dictadura militar no ha vuelto a ese país. Esperemos pronto un continente americano libre de dictaduras.