Opinión
Miercoles 15 de Octubre del 2025 08:56 hrs

Peinarse y Perfumarse


Regresamos a la cantaleta de siempre, mientras sentemos nuestras perspectivas en el dinero y la tecnología de otros (inversión extranjera), que nos llega por meras condiciones geográficas (la vecindad con EE. UU.) a pesar de que hacemos todo lo posible para evitarlo (reformas judiciales y del amparo, falta de inversión, mala educación, capitalismo de cuates, etc., etc.) seguiremos no perdiendo la oportunidad de perder una oportunidad.

Peinarse y Perfumarse

De unos días para acá se ha vuelto a hablar del nearshoring. No quiero sonar negativo, pero ¡Ya chole con eso!

No es que la relocalización de empresas en el contexto internacional no sea una realidad, que la regionalización y aislacionismo impulsado por la retórica nacional-populista que ha sustituido al liberalismo-democrático no haya puesto un freno a la globalización, y obligado a empresas a acercarse a sus mercados nativos.  

El problema es que los fenómenos del nearshoring, friendshoring, smartshoring y demás anglicismos no son, en los hechos, nuestros, no los controlamos y no estamos preparados para aprovecharlos. 

Estas palabritas volvieron a tomar vuelo después de la reunión del World Economic Forum, institución que hace su gala anual en Davos, Suiza, a donde asiste la crème de la crème de lideres mundiales, con el gobierno de México la semana pasada. Que, junto con el North Capital Fórum, el foro insignia de la US-México Fundation, institución no gubernamental de acercamiento entre las dos naciones, reavivaron el optimismo de quienes arengan en esos conceptos para hacer una vida en foros, paneles y dando conferencias. 

Las opiniones de los “líderes de opinión” son ampliamente reproducidas por medios periódicos y publicaciones especializadas, replicando palabras sin atender el fondo de lo que, en desarrollo económico y social, la nación nos demanda. 

“La crisis silenciosa del transporte en México: el déficit de operadores que amenaza al nearshoring” en Alcaldes de México del 14 de octubre del 2025.

“México con oportunidad de fortalecer su institucionalidad democrática y aprovechar el nearshoring: empresas alemanas” Ovaciones del 13 de octubre de 2025.

“Jugará Coahuila papel clave en próximo ‘boom’ por nearshoring” Vanguardia del 12 de octubre de 2025.

“Ciberseguridad en nearshoring: de la oportunidad a la ventaja competitiva” en Reseller del 11 de octubre de 2025.

“La confianza digital, el intangible que definirá la economía mexicana en la era del nearshoring” en Forbes del 11 de octubre de 2025.

Más allá de la emoción que despierta la oportunidad de recibir miles de millones de dólares en inversión, la realidad en la calle nos dice que no estamos preparados, mínimamente, para aprovecharla. 

Mucho es, sin duda, la irresponsabilidad del gobierno actual y de los pasados. Si bien el “Plan México” comienza por ser un esbozo de política industrial, en los hechos no es mejor que “la mejor política industrial es no tenerla” de Jaime Serra Puche, secretario de Comercio y Fomento Industrial de Salinas, jugador de primera línea en el primer TLC. 

Así como entonces se hizo poco para apuntalar a la industria nacional con programas reales de apoyo al desarrollo científico y tecnológico aplicado, financiamiento empresarial y un entorno competitivo libre de corrupción, favoritismo y corporativismo, hoy, el mentado “Plan México” no tiene recursos, no cuenta con instituciones y carece de certeza legal y política. 

Pero, el problema no es solo el gobierno. El empresariado y la sociedad no canta mal las rancheras en cuanto a prácticas de competencia desleal y corruptelas, que generan un entorno complicado de negocios. Muy similar a lo contrario de lo que fue reconocido, hace unos pocos días por el Nobel de Economía 2025, a Mokyr, Aghion y Howitt, por sus contribuciones sobre la relación entre la “destrucción creativa” y el crecimiento, desarrollo económico. 

Me explico. Si bien podría argumentarse que el nearshoring fomenta la inversión y transferencia tecnológica que, a su vez, generan la innovación necesaria para entrar en ciclos consecutivos de destrucción creativa; “proceso, acuñado por Joseph Schumpeter, donde la innovación y el progreso tecnológico hacen obsoletos productos, servicios y prácticas tradicionales, creando así un motor para el crecimiento económico y el desarrollo”. En México nos hemos encargado, durante 31 años de recibir dinero y multiplicarlo para el extranjero, crear burbujas inmobiliarias, burocratizar la educación, ciencia y tecnología y concentrar riqueza y poder en unas cuantas manos.

Regresamos a la cantaleta de siempre, mientras sentemos nuestras perspectivas en el dinero y la tecnología de otros (inversión extranjera), que nos llega por meras condiciones geográficas (la vecindad con EE. UU.) a pesar de que hacemos todo lo posible para evitarlo (reformas judiciales y del amparo, falta de inversión, mala educación, capitalismo de cuates, etc., etc.) seguiremos no perdiendo la oportunidad de perder una oportunidad. 

Por eso, veámonos en el espejo, lavémonos la cara, peinémonos y perfumémonos...pongámonos guapos y hagamos nuestra propia fiesta. Con puertas abiertas, si alguien quiere llegar, que no venga solo de gorra. 






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