Opinión
Domingo 11 de Mayo del 2025 04:42 hrs

Reflexión Mexicana o “E” menos 28


La lección, más importante que se escribirá, sin embargo, es si, dentro de la polarización y los drásticos bandazos que muchos países enfrentamos en la actualidad, existe una verdadera opción para el desarrollo, o solo un camino para la continua destrucción

El triunfo de Javier Milei en Argentina está lleno de lecciones, mensajes y obviedades. 

Las lecciones que enseña son dignas de análisis y debate por catedráticos y estudiosos. Permiten construir relaciones históricas entre los sucesos sociales, tecnológicos, económicos y políticos que marcarán el siglo XXI. 

El mensaje que manda la elección de dicho personaje debe ser escuchado por gobernantes y sociedad en su conjunto. Aun cuando, objeto de interpretación, son quienes lo entiendan y apliquen en el presente, los más capaces de encontrar el bienestar futuro. 

Son las obviedades, sin embargo, las más complicadas de aquilatar. Estos son hechos claros, innegables y técnicamente comprobables, basados en información registrada, pero difíciles de tragar por pueblos acostumbrados a exigir derechos sin ofrecer compromisos.

Comencemos por estas últimas: las obviedades. 

Ahora parece obvio que la situación política en la Argentina era insostenible. Massa, heredero del Kirschnerismo, corriente política de centroizquierda populista, predominante en Argentina desde el 2003, forjadora de la debacle económica actual, no pudo compensar el hartazgo social, aun con todo el aparato de gobierno. Los  problemas económicos sostenidos y recurrentes, hacen imposible mantener el nivel de vida en un país que, otrora se mostraba de primer mundo, a partir de concesiones y dádivas gubernamentales. 

El mensaje, por su parte, es claro: en un mundo crecientemente volátil, incierto, complejo y ambiguo, los modelos de certidumbre no son los acartonados estereotipos de las cúpulas, o, en argentino, “la casta”. 

Muy al estilo Trump o, inclusive, López Obrador, no es necesario ser un erudito, con poderes sobrenaturales o, al menos, sentido de la decencia, para mover conciencias y ganar una elección. 

Javier Milei, el Loco, como otros fenómenos de la política mundial, fue, únicamente una persona capaz de enlazar el mensaje correcto con el hartazgo de una sociedad, a la que le prometieron una vida que no logran alcanzar. 

La historia del presidente electo de la Argentina, excéntrica, solitaria (la relación más profunda que sostuvo fue con su perro Conan a quién, a su muerte, clonó por seis) y su experiencia en los medios, combinado con una permisividad para la indecencia le permitió tocar los sentimientos de una nación atribulada por la realidad. Pudo decir aquello que muchos argentinos quisieran gritar, pero que, por educación, no lo hacen.  

El mensaje es, especialmente, encantador para milenials y generación Z. Aquellos quienes, la construcción satisfactoria de una vida virtual, en mundos digitales y dispositivos móviles, no les cuadra con la realidad física de golpearse contra el piso, el autocontrol necesario para construir una relación con alguien de carne y hueso, y la lentitud de forjar un futuro en la economía real. 

La libertad en extremo, ofrecida por alguien que plantea sujetar todo a las fuerzas del mercado, es un atractivo infranqueable para quienes observan los “privilegios” de otros a través de las redes sociales; quienes no los encuentran en la disciplina corporativista de sus padres y abuelos, herencia del siglo XX. 

El mensaje del 70% de los jóvenes entre 16 y 24 años, 54% de 25 a 34, que votaron por Milei, es la respuesta ofrecida por el político al mensaje que se repite entre los jóvenes que no acuden a las urnas en la mayor parte de las elecciones de países democráticos: los políticos representan la acartonada imposición de las cúpulas, en un mundo de extrema libertad e individualidad.  

Las lecciones de esta elección se escribirán con el tiempo. 

Habrá que ver si, a la vuelta del péndulo estamos observando el retorno del liberalismo, al post liberalismo extremo, tras pasar por el neoliberalismo. 

Solo el tiempo nos dejará ver si, ante la posibilidad que dan los medios electrónicos de conexiones y agrupaciones sectarias a través de grandes distancias, y las prioridades que, en pequeños grupos poblacionales dispersos geográficamente, pero unidos ideológicamente, la transición hacia un anarcocapitalismo es la respuesta para dar solución a las expectativas individuales. 

La lección, más importante que se escribirá, sin embargo, es si, dentro de la polarización y los drásticos bandazos que muchos países enfrentamos en la actualidad, existe una verdadera opción para el desarrollo, o solo un camino para la continua destrucción. 

Y ahí, ¡Ahí! Es donde México debe de reflexionar. 






OPINION

Fuenteovejuna

“Con un hijo ausente, cada diez de mayo representa para nosotras un dolor mucho peor al que enfrentamos cada día, año con año”. Inés, madre buscadora.

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