¡AL HUESO!
Campanas trizadas
En seco, la disminución de 29% en la pobreza multidimensional de acuerdo con un informe del INEGI aparece como un hecho relevante. Sin embargo, al contextualizarse con otros factores sociales -salud, educación, etc.- el brillo se opaca y obliga al gobierno a definir políticas que den sustento y permanencia a esa disminución.
“La pobreza material tiene solución; la pobreza de espíritu es definitiva”. Demócrito.
Durante una de sus presentaciones matinales, la pasada semana la Presidenta Sheinbaum resaltó el informe del INEGI sobre niveles de pobreza en el país, que muestran como resultado positivo una reducción de 29.6% durante el gobierno de su mentor.
Y se quejó de que ante tal “hazaña” (así calificó) muchos no hayan echado campanas al vuelo y en análisis y comentarios -incluidos estos- acudieran a una justa medianía para poner esas cifras en contexto.
Como lo apuntó José Antonio Meade, cabría rascar un poco en la diferencia de métodos de medición entre el aplicado por el INEGI y el ahora desaparecido CONEVAL, que tanto irritaba al expresidente por la frialdad de sus datos, pero el del Instituto es lo que hay, y ciertamente lograr que 13.4 millones de mexicanos no sean ya considerados en pobreza, brilla como hecho relevante.
Coinciden analistas que los factores para obtener mayor ingreso en las personas que dejaron la pobreza genérica fueron, principalmente, aumento del salario mínimo y en proporción menor las derramas de dinero a través de los programas socio-electorales.
Para mala suerte de este segundo y atribulado gobierno del populismo, el brillo fue opacado por otros datos de la misma Medición de la Pobreza Multidimensional del INEGI, que colocan ese éxito en un contexto nacional nada gratificante, que relativiza el logro.
Así, al abordar las carencias sociales, la cifra de mexicanos que enfrentan rezago educativo, penurias en acceso a servicios de salud, falta de seguridad social, baja calidad o nula vivienda, ausencia en servicios básicos urbanos o de alimentación de calidad nutritiva, aumentó de 25 a 27 millones.
Otro ejemplo, en el rubro de acceso a la salud. El informe del propio instituto señala que entre 2018 y 2024 el desastroso manejo duplicó la población marginada de atención. Al inicio de sexenio de López Obrador, 20.1 millones de mexicanos (16.2%) carecían de ese soporte y al finalizar la cifra se elevó a 44.5 millones de mexicanos y mexicanas (34.2%).
En términos precisos, significa que de sus mayores ingresos los sectores de bajos recursos, no adscritos a un sistema o institución, debieron pagar atención privada o adquisición de medicinas que antes recibían del sector público. En el primer caso, los gastos trimestrales promedio por hogar en salud pasaron en el período sexenal de mil 103 pesos a mil 605. En cuanto a adquisición de fármacos, el gasto aumentó 116%.
Carlos Urzúa (+), financiero de López Obrador y primer secretario de Hacienda, que pasó a razonado crítico, lo advirtió en un análisis técnico, al comentar el enojo del expresidente ante el informe del CONEVAL que mostraba crecimiento de la pobreza entre 2018 y 2022:
“…ese incremento en la pobreza multidimensional, que representa otros 2.5 millones de mexicanos pobres, pudo haberse atenuado si el gobierno no hubiera desmantelado el sistema de salud que prevalecía hasta 2018. En efecto, la carencia por acceso a los servicios de salud se incrementó de 16.2% a 28.2% en los dos últimos años”.
Existen, además, otros indicadores que se contraponen, dado que el crecimiento del empleo formal -apenas aumentó 0.4% en los primeros seis meses de 2025 en relación con el mismo período del año anterior, de acuerdo con datos del IMSS-, no se corresponde con los retiros por desempleo en las afores, que alcanzaron a 21 mil millones de pesos entre enero y julio, un 17.6% superiores a los 2024.
En paralelo, la población formalmente ocupada que recibe solamente el salario mínimo pasó de 32 a 37% de enero a junio. Y el empleo informal, con sus precariedades, creció 1.2%, al pasar de 53.7% a 54.9% entre diciembre de 2024 y mayo recién pasado.
En términos de consumo, los mayores ingresos que permitieron disminución de la pobreza genérica no se han reflejado en incremento equiparable en ventas en general, que se han mantenido estables con aumento menor a 1% a julio, según el Indicador Oportuno del Consumo Privado, que ve tendencia a compras más económicas por parte de la población.
Se suma la caída sostenida de remesas bajo el gobierno de Donald Trump, fenómeno acelerado por el endurecimiento de la persecución a los migrantes. Según datos del Banco de México, el caudal de dólares enviado por trabajadores en Estados Unidos a sus familias disminuyó en 16.2% comparado junio de 2024 e igual mes de este año.
Evidentemente, esa restricción afecta directamente a los sectores de menores ingresos y por ende son parte del estancamiento y baja de calidad en el consumo.
Para cierre, hay que considerar la disminución de inversión y gasto público en materia de salud, educación y obras (generadoras de empleo), cuando se considera para el país un crecimiento anual máximo de 0.5% del PIB frente a un aumento poblacional de 0.9%.
Así, hay que ver con buenos ojos la disminución de la pobreza multidimensional, pero también esperar que este gobierno sea capaz de rectificar y orientar programas de desarrollo y solución de carencias que eviten el regreso de esa población a la precariedad, como, sin dejar de reconocer el avance, opinó en este espacio Jorge Erdmann y también lo señala el análisis global del Banco Mundial.