Coyuntura… ¡Otra Vez!
Ninguna nación del mundo se ha preparado plenamente para afrontar, los cambios que vienen. En buena medida porque no los conocemos y algunos ni nos los imaginamos. Pero si hay algunas que saldrán, indudablemente, mejor libradas. Unas cuantas, inclusive, saldrán beneficiadas.
Me tomé unas semanas de descanso y de meditación.
Al regreso me encontré en un punto de coyuntura nacional: a dos días del anuncio de los aranceles que Trump nos impondrá. El nerviosismo no está ausente; es la revelación de la realidad económica que enfrentaremos, la supuesta culminación de los esfuerzos negociadores del flexible, siempre mesurado, secretario de Economía.
Otra vez, nos asegura el eterno presidenciable – “todo lo posible y por hacer se ha hecho”. El resultado de la negociación con el furor de América, constantemente “te traigo finto”, terror de los progres y la izquierda global, no depende de “todo lo que México ha hecho”. En realidad, a estas alturas del partido, poco importa.
No es cierto. Eso, que nos cantan desde el oficialismo, es, a lo más, una verdad a medias.
Es verdad que el secretario de Economía y otros funcionarios de la federación han corrido, como gallinas sin cabeza, entre la CDMX y Washington buscando obtener, por lo menos algo que puedan cantar como triunfo en la Mañanera del Pueblo. Esperan, cuando menos, como los europeos el pasado lunes, poder decir que “podría haber sido mucho peor”.
La media verdad es que han hecho todo lo que había por hacer, y que hoy, ahora, en este momento, no hay más por hacer.
La mentira que oculta la verdad a medias es que hay mucho que no se hizo cuando se tuvo la oportunidad. Es que hay mucho que se hizo, contrario a lo que se debió de hacer.
La meditación y el ocio siempre ayuda (en realidad, tuve mucho trabajo del que me da para el pan nuestro de cada día). Ayuda a poner las ideas en orden, a hilar el complejo tejido de la vorágine que nos ha tocado vivir, encontrar las hebras y amarrar cabos sueltos.
En este trance, reaseguré mi creencia de que el mundo y la humanidad está sufriendo el cambio más dramático que se ha vivido desde los orígenes de la civilización. Y que enfocarse en la coyuntura sin tratar de visualizar el producto final, tiene poco sentido.
Tres fenómenos coinciden en un periodo muy corto de tiempo: el incuestionable punto de no retorno del calentamiento global alcanzado prematuramente, la transformación profunda de los medios de producción a través de la IA y el rebalanceo geopolítico. Este último, el único de los tres que es recurrente en la historia, y que se decanta a razón de cambios tecnológicos y sociales como los mencionados.
Ninguna nación del mundo se ha preparado plenamente para afrontar, los cambios que vienen. En buena medida porque no los conocemos y algunos ni nos los imaginamos. Pero si hay algunas que saldrán, indudablemente, mejor libradas. Unas cuantas, inclusive, saldrán beneficiadas.
En México, evidentemente, hemos sido negligentes. Y, teniendo todas las oportunidades para ser fuertemente beneficiados, por idiosincrasia rancia y conformismo, las está desperdiciando. Caminado hacia atrás cuando la ruta para adelante es evidente.
Estamos frente a la coyuntura otra vez. Esperando el anuncio de Trump. Poniendo nuestras cartas en sus manos. Ansiosamente esperamos el anuncio del viernes.
No hay razón para creer que lo que sea que nos imponga, deje de ser un posicionamiento político predecible. No comercial, sino político. En atención a su público interno, que, por cierto, no somos nosotros. Trump no está listo para aflojar la correa que nosotros mismos nos amarramos al cuello.
En estos días tuve que viajar a Estados Unidos de trabajo. Fue un viaje memorable, no porque así lo planeara ni lo deseara, sino porque me tocó experimentar los cambios profundos y la coyuntura que enfrentamos de formas inesperadas. Entre ello, ver la gran oportunidad de los que se preparan para ello, en la que México tendría la primera posición.
Me llevó a reflexionar sobre la oportunidad perdida; confirmar que López Obrador y su pandilla han sido un peligro para México, que se hizo realidad. Una realidad que permitimos y a la que, los políticos que les dejamos encargado el changarro antes de su llegada permitieron.
Ansiosamente esperaremos el anuncio de Trump, con el optimismo de Ebrard.
Poco importa. Lo realmente importante sería que, con un golpe en la mesa, gobernantes y gobernados, funcionarios y empresarios, jóvenes y mayores, dejáramos de preocuparnos por Trump, y nos preocupemos más por limpiar y poner en orden la casa.