Opinión
Martes 01 de Julio del 2025 19:07 hrs

¡AL HUESO!

Oposición sin rumbo


El fracaso generalizado del actual Gobierno Federal no se refleja en una decisiva pérdida de apoyo electoral, se explica por una oposición atrapada en lo contestatario, que se mueve al ritmo, en el ámbito y por el rumbo de la pauta dictada cada madrugada desde la hoy demeritada “mañanera”

“Los malos gobernantes son elegidos por buenos ciudadanos que no votan”. George Nathan 

Uno de los principios básicos en mercadotecnia política asienta que manejar solo rechazo o negación no motiva per se una voluntad de acción en el elector, por lo que esa oposición primaria, por muy fuerte que sea, debe ir acompañada con propuestas de futuro que generen expectativas.

Por ello, es muy difícil y casi imposible que la sola suma de cuestionamientos ante un gobierno indeseado, por mas fracasos que acumule, abone en forma decisiva a su recambio.

Si bien hay múltiples pruebas de ese aserto en la historia electoral mundial, en estos tiempos los especialistas en publicidad política lo ejemplifican en el plebiscito realizado en Chile en 1988, que llevó a la caída de Augusto Pinochet.

Presionado fundamentalmente por Washington para iniciar la democratización del país tras 15 años de férrea dictadura, Pinochet convocó a un referéndum nacional, con la intención de permanecer 8 años adicionales como cabeza de un nuevo gobierno civil.

La boleta electoral contendría solo una pregunta y dos opciones, si o no, y todos los sondeos iniciales auguraban una cómoda ventaja para el dictador.

Manejar ese “no” representó un complejo desafío para la oposición, que contaba con su mayor apoyo en electores de 35 años hacia arriba, pero debería captar la voluntad de los jóvenes, que habían crecido bajo la dictadura sin vivir los horrores de su inicio ni  conocer la democracia, y de una gran masa amedrentada por la dureza del control militar. 

Municiones para el “no” sobraban:  asesinatos, tortura, desapariciones, corrupción uniformada, limitación de libertades, quiebre económico, miedo generalizado, desprestigio del país y otra suma de negativos.

Midieron que basarse solo en ello no seria el camino para ganar y optaron por la tarea de convertir ese no en un si.

Un multifacético equipo, conformado por operadores políticos, publicistas, psicólogos, siquiatras, sociólogos, intelectuales de diverso orden, periodistas y artistas de cine y teatro, sumaron creatividad para alimentar la denominada “Campaña del No”.

Sin mucho positivo que pregonar, la dictadura se abocó a mostrar desórdenes y crisis que había vivido el país bajo gobiernos civiles, particularmente durante los tres años de Salvador Allende, mientras la oposición -unida en torno a un programa concertado- dejó a sus políticos el dominio de las acusaciones, así como lo serio y sesudo de las propuestas.

Mientras, ante un país triste y desalentado, reflejo del opaco verde olivo de los militares, el equipo creativo generó multifacéticos spots llenos de ingenio, con un solo concepto “La alegría ya viene”, consigna multiplicada que generó un nuevo ánimo nacional.

Como bien lo sintetizó hace unos años la película “No”, protagonizada por Gael García, ese concepto fue herramienta clave para influir en la masa de temerosos e indecisos, que finalmente otorgaron a la oposición la sólida ventaja que puso fin a la dictadura pinochetista.

Rememorar esa experiencia del país sudamericano es oportuno y tiene relevancia para contrastar la situación actual en México, ya que sorprende como el fracaso generalizado del actual Gobierno Federal no se refleja en una decisiva pérdida de apoyo electoral.

Se explica por una oposición atrapada en lo contestatario, que se mueve al ritmo, en el ámbito y por el rumbo de la pauta dictada cada madrugada desde la hoy demeritada “mañanera”.

Una oposición castrada por sus culpas, pegada con resistol, dominada por viejos cuadros que no resisten una auditoría y como candidatos urgen de fuero, repitiendo los mismos vicios y estilos electorales del pasado, sin creatividad ni imaginación frente a la nueva realidad política derivada de los comicios de 2018.

Lo peor, una oposición atrapada en el discurso maniqueo y que tiene como única propuesta denostar al actual gobierno, sin ofrecer a la ciudadanía otra perspectiva de país que no sea el regreso a un pasado de abusos y errores, ese ya sepultado por los electores en las urnas.

Ante esa realidad, de concretarse el 6 de junio la poco rotunda pero importante perdida de apoyo que vaticinan las encuestas para MORENA y sus aliados, será en mayor medida expresión espontánea del enojo de sectores pensantes y parte de la masa silente, que ha sido afectada de múltiples formas por la actual administración.

 






OPINION

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