Opinión
Viernes 26 de Abril del 2024 15:02 hrs

Pantalla

El Precio de la Verdad


Esta historia de lo sucedido en un pequeño poblado en Estados Unidos invita a la reflexión… y a tener cuidado con el teflón

La película que más llamó mi atención esta semana pasada fue El precio de la verdad (Dark Waters, 2019) disponible en PrimeVideo de Amazon, una historia que para mi sorpresa gira en torno al conocido “teflón” -material químico al que nada se le pega- que ha estado presente en nuestras hogares por décadas y que es altamente tóxico.

Basada en hechos reales, la historia se centra en la vida de Rob Bilott, abogado corporativo que trabaja para un prestigioso despacho con sede en la ciudad estadounidense de Cincinnati, Ohio. Un día de 1995 se presenta en su lujosa oficina el granjero Wilbur Tennant del poblado de Parkersburg en el estado vecino de Virginia Occidental, pidiéndole que lo represente para demandar a DuPont por la muerte de sus vacas que bebieron agua de los arroyos contaminados con desechos químicos que arroja la empresa.

El abogado sorprendido, se entera que el granjero llegó hasta allí por recomendación de su abuela que vive en el mismo pueblo. Ante la poca atención del abogado, el hombre se va furibundo de la oficina y le deja un par de cajas con decenas de videos VHS como prueba de sus aseveraciones.

Intrigado, Rob viaja a Parkersburg, donde además de visitar a su abuela, va a la granja de Wilbur y se sorprende al enterarse que han muerto 190 de sus vacas que desarrollaron tumores y enfermedades mortales presumiblemente por el agua que beben.

Las investigaciones de Rob lo llevan al gigante de la industria química DuPont que es prácticamente el dueño del pueblo de 70 mil habitantes, generando empleo y apoyando a la comunidad, pero escondiendo un secreto mortal: que han desechado por años químicos peligrosos y no regulados por la Agencia de Protección Ambiental norteamericana (EPA, por su siglas en inglés).

El abogado le plantea a su jefe continuar su investigación denunciando a DuPont para arrancar la averiguación. Acepta que tome el caso pero que lo resuelva “rápido”. Rob inicia solicitando información a la empresa, que primero se muestra colaborativa y después evasiva y manipuladora, llegando al extremo de enviar al abogado cientos de cajas de archivo con miles de expedientes en un intento de disuadirlo y confundirlo con demasiada información irrelevante.

Sin embargo, el abogado lo toma como una misión personal al percatarse de que DuPont realmente oculta información del químico utilizado para fabricar teflón llamado PFOA (ácido perfluorooctanoico, para los que sepan de química) y que no está regulado por la EPA, pero que DuPont, en base a investigaciones internas, conoce los daños que provoca a la salud de sus trabajadores de las líneas de teflón y a la de los habitantes de Parkersburg que beben agua de pozos contaminados. Con muchísima paciencia, el abogado ordena y estudia cada expediente que recibió hasta armar un caso sólido.

El precio de la verdad está basada en el artículo El abogado que se convirtió en la peor pesadilla de DuPont publicado en 2016 en la revista del New York Times por el periodista Nathaniel Rich. Esa pesadilla duró más de 20 años, tiempo que el abogado dedicó al caso hasta obtener pruebas contundentes de las faltas cometidas por DuPont.

Al final de la película aparecen los siguientes textos: “DuPont aceptó la derrota y liquidó los 3,535 casos con 670.7 millones de dólares. Se cree que el PFOA está en la sangre de casi todas las criaturas vivas del planeta, incluido el 99% de los humanos. Hoy, como resultado del trabajo de Rob, han crecido los movimientos en todo el mundo para prohibir los PFOA e investigar más de 600 “químicos eternos” que prácticamente no están regulados. Y más de 20 años después de que Wilbur Tennant entrara por su puerta, Rob Bilott sigue luchando”. Hoy en día DuPont sigue ganando grandes sumas de dinero con sus productos. Para darse una idea, solo en el primer trimestre de este año tuvo ventas globales por 4,000 millones de dólares.

El precio de la verdad es una buena película que muestra solo la punta del iceberg de la contaminación de miles de químicos que están en productos de consumo diario, tanto sintéticos como el los alimentos que consumimos, y que no están regulados o bien porque las autoridades de todos el mundo se hacen de la vista gorda. Si damos un vistazo en nuestra realidad mexicana, sin duda podríamos encontrar un sinnúmero de casos similares al que se ejemplifica en la película. La verdad es que no sabemos con certeza que comemos ni que consumimos. Esta historia de lo sucedido en un pequeño poblado en Estados Unidos invita a la reflexión… y a tener cuidado con el teflón.

Como mencioné al inicio de esta reseña, El Precio de la verdad está disponible en PrimeVideo de Amazon, donde el abogado está protagonizado por Mark Ruffalo (La saga Avengers, Los ilusionistas), quien lleva la carga actoral de la película, y lo acompaña un buen ensamble de actores en roles secundarios con rostros muy conocidos como Anne Hathaway, Tim Robbins, Bill Camp y Victor Garber.






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