Opinión
Lunes 07 de Octubre del 2024 02:11 hrs

Jalando Juntos


Claudia heredará un exjefe metiche, chismoso y ruidoso, con leales incontrolables en un movimiento que ha perdido piso, sentido ético y moralidad. La Presidenta deberá premiar y castigar, no por ciega lealtad, sino por los resultados y apego a la verdad.

La presidencia de López Obrador llega a su ocaso, de hoy en ocho ya habrá cedido la banda a la nueva presidenta. 

Apagándose el sexenio, el Presidente, deja un país más convulso, más violento, más pobre, más enfermo y más hambriento, del que recibió. Un pueblo dividido en lo esencial – el modelo de país que queremos, pero también en lo superficial. Una sociedad que se discute entre un futuro virtuoso o caótico. 

La nueva presidenta no se conoce aún. Claudia tiene una historia que impresiona y preocupa, dependiendo del lado de la tortilla en la que uno se encuentre. Pero, no la conocemos aún. Podemos conocer su trayectoria, su participación política, inclusive los premios y reconocimientos que ha recibido. No podemos conocer a la Claudia Presidente. 

No podemos saber si se sacudirá a López Obrador, mucho menos cuándo lo hará. Si tomará el liderazgo del movimiento o si será una pieza más de una maquinaria que sirve a los fines de otros. No sabremos cómo reacciona a una crisis y si tendrá la capacidad de gobernar para todos los mexicanos, aun aquellos que no la vean con buenos ojos. 

Lo que sí sabemos es que esta Claudia, la que se despertará de hoy en ocho en su primer día laboral se encontró con una realidad muy diferente a la que se imaginó. 

“Cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad”, canta el proverbio chino. 

Yo no comulgo con el oficialismo. Tengo la certeza de que Andrés Manuel demostró ser un peligro para México en los hechos, con acciones y resultados concretos. En lo personal creo que López Obrador y buena parte de sus leales y seguidores han sido irresponsables y actúan de forma pendenciera y aprovechada.

Y, aun así, sin conocer a Claudia Presidenta, con lo poco que se de ella, de su historia, lo que he podido apreciar de su personalidad, su forma de lidiar con las cosas, es la persona más indicada para enfrentar los retos que ha heredado. 

Claudia heredará un país en llamas, literalmente sumido en una guerra que, por dejar hacer al narco, se ha convertido en una guerra civil. Donde el crimen organizado: pueblo armado en los ojos de AMLO, roba, agrede y mata a la sociedad. La Presidenta mandará para cambiar eso: hacer un país sobrevivible, donde reine el estado de derecho y la libertad. 

Claudia heredará un país en el que las crisis son muchas y diversas, un país que está en la debacle, un país que debe de decidir donde pone cada peso, cada recurso, cada esfuerzo, si lo invierte o lo despilfarra. La Presidenta administrará totalmente el presupuesto, para invertir y multiplicar o para despilfarrar y dilapidar.

Claudia heredará un exjefe metiche, chismoso y ruidoso, con leales incontrolables en un movimiento que ha perdido piso, sentido ético y moralidad. La Presidenta deberá premiar y castigar, no por ciega lealtad, sino por los resultados y apego a la verdad. 

Claudia heredará una oposición denigrada y pisoteada. Los partidos de oposición se merecen eso y más. Pero la oposición es mucho más. La Presidenta gobernará para todos como lo ha prometido, sin filias ni fobias, escuchando críticas y halagos por igual, procurando la conciliación y el acuerdo. 

Claudia heredará a un México aislado en un mundo convulso, por seis largos años desatendido. La Presidenta abrirá, de nuevo, a México al mundo, a los valores universales y los retos de la humanidad. 

Si, Claudia es, por hecho y por derecho, la persona más capaz para guiar a México en los siguientes seis años y yo la acompañaré. 

La acompañaré en la causa de México, que ella encabeza y me sumaré a lo que proponga que me parezca sensato, razonable y se presente acompañado con la información necesaria para saber que es algo bueno. 

También la acompañaré levantando la voz y denunciando cuando algo no sea bueno. Cuando piense que ella, sus allegados y su administración, no gobierne, administre, decida, controle, premie, castigue, concilie y acuerde. 

Ahí estaré, jalando junto con todos los mexicanos que se quieran sumar para apoyar una presidencia exitosa y frenar a una que, a medida que la conozcamos, demuestre ser todavía peor que la actual.  






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